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1164 10 Octubre 2012

 

En memoria del Che
Ricardo García M.

Monterrey.- Hasta sus últimos pensamientos, el Che, buscó al llamado “Hombre Nuevo” que pondría en práctica un paraíso: el Shangrila, el Familisterio Fourieriano, la Nueva Cristiandad de Saint –Simon o quizá la República perfecta de Icaria de Cabet soñados por hombres forjados en nuevos paradigmas, estimulado por el apego al trabajo sin búsqueda de estímulos materiales, cercano a su revolución ideal.

Para la gran mayoría de los jóvenes de hoy, Cuarenta y cinco años después, el Che Guevara representa una imagen rebelde, etérea, un poster que adorna una recámara, se antoja irreal.
 Quizá un rockero de los sesentas como lo confunde la juventud actual: La cabellera larga, hirsuta, seña inequívoca que identifica los guerrilleros cubanos de Noviembre de 1956 a Enero de 1959,  producto de una necesidad práctica de mimetización contra las tropas del Presidente-Dictador Fulgencio Batista en las Sierras Maestra y de Escambray de esa Cuba de casinos y prostitución un paraíso pero para la oligarquía local y del vecino.

El asesino de Ernesto Guevara, el sargento boliviano Mario Terán, siendo la 1:10 de la tarde del 9 de Octubre de 1967 lo rafagueó en piernas y omoplato sangrando profusamente. Ahora casi medio siglo después se beneficia , anciano, de los logros de una revolución que involuntariamente buscó abatir matando a uno de sus actores, siendo curado por médicos cubanos de cataratas enfermedad en él casi incurable.
La imagen del Comandante Guevara, orgánico, barbado, desmarañado  es  usada en esos años de los cincuentas solo por personas estilo Einstein profundamente absortos sin percatarse por  sucesos de moda o cotidianos que nos vende la mercadotecnia. El Che Guevara se adelanta por dos lustros a la generación del amor y la flor (los hippies y neo -hippies) y su movimiento utópico a favor de la paz.

 La imagen de mirada absorta en el follaje tropical, indignado contra el acto de terrorismo en puerto de La Habana, ausente de pasiones banales y materiales  la congela Alberto Díaz “Korda” en la foto emblemática del 5 de Marzo de 1960 un día después de la explosión terrorista del barco La Coubre,  en un mitin de duelo donde Fidel Castro lanza su frase de cólera contra los asesinos terroristas, léase la CIA ¿Dónde lo leí? de más de un centenar de personas: ¡¡¡Patria o muerte, venceremos!!!
Ahora, Fidel Castro, sobreviviente a quienes quisieron eliminarlo (Eisenhower, Kennedy, Nixon, Johnson , Ford…) y otros que todavía lo desean, se retuerce de eternos corajes  con su enfermo pero victorioso estómago.

Pero hablemos del Che. Su tema: la indignación ante la injusticia. Su ideal: unir Latinoamérica. Su limite: ninguno, ni las selvas, ni montañas, ni el asma, ni la familia, ni Fidel.

Ernesto Guevara de la Serna cuando era funcionario cubano propugnó por el total sacrificio en sueldo, prestaciones y tiempo libre.
 Fue de los latinoamericanos que vio en perspectiva el futuro de la unificación de nuestros países en una comunidad socio-económica regional. Se adelanta por décadas al satanizado Hugo Chávez premiado por la UNESCO en Febrero de 2006 por su contribución en la unión regional de Sudamérica y el Caribe y nuevamento electo como presidente en Venezuela.

Haydée Santamaría sintetiza el trabajo del Che y su esfuerzo en formar un Hombre nuevo: “todo lo que creaste fue perfecto, pero hiciste una creación única, te hiciste a ti mismo, demostraste como es posible ese Hombre nuevo….” En todo su trabajo como funcionario del gobierno cubano, después de obtener su ciudadanía,
Ernesto Guevara demostró entrega, humildad e  impaciencia en crear una patria cubana que tuviera solucionados las eternas piedras en el zapato de América latina y en particular nuestro país: Educación, Salud y  Sujeción

Guevara en su cubanización como funcionario del nuevo régimen, ya sin la dictadura Batistiana, dentro del gabinete de Manuel Urrutia como Presidente del 9 de Enero de 1959 a Julio de ese año y con Osvaldo Dorticós  que se queda hasta el año 1976 : propugna, promueve y conmueve con tres temas:  “…Trabajo voluntario, predominio de los estímulos morales  y exaltación del Hombre nuevo” y los llevaba a la practica cobrando un sueldo irrisorio y no permitiéndose prebendas ni para el y ni su familia.

Como Saramago escribe, tomemos del cultivo de valores incorpóreos que desaparecen, esos  recursos a que Guevara era fiel: honestidad absoluta, justicia igualitaria, sentido de sacrificio.

Cuarenta Cinco años después del alejamiento físico del Che, de esa utopía de Bolívar y Martí, la seguimos buscando con un neoliberalismo agotado, sin encontrarla, sin corporizarla en la aún virginal Latinoamérica.

 

Ricardo Javier García Martínez

Octubre 2012

 

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