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1238 23 Enero 2013

 

Animalario
Eligio Coronado

Monterrey.- Imperceptiblemente, los animales se cuelan en nuestra obra literaria. Cual más, cual menos, todos tenemos uno o dos poemas con plumas, trinos, rabos, colmillos, garras y pelambres, entre otras características. De la misma forma, esa fauna llega a la literatura de todos los pueblos, proveniente de leyendas, tradiciones, mitologías y religiones.

Margarito Cuéllar ha espigado en su obra poética (iniciada en los años setenta del siglo pasado) todos los textos sobre animales y el resultado es una colección de cuarenta y ocho poemas llamada Animalario*, título provisto por Guillermo Ceniceros, quien ilustra cada texto de este volumen.

En Animalario encontramos perros ("No inclines la cabeza si mañana los transeúntes hacen gestos al pasar por lo que sobra de tu existencia", p. 9), aves ("Es probable que los pájaros hoy decidan marcharse. ¿Qué haremos sin el alma de su vuelo?", p. 41) y hasta grillos ("Se distingue discreto / de la hoja madura / por su exacto alfabeto", p. 39).

La habilidad literaria de Margarito (Ciudad del Maíz, S.L.P., 1956) recorre el poema en verso libre, la prosa poética, el haikú, el poema de un solo renglón (monóptico), el ensayo (El bar donde desovan las tortugas, p. 11) y hasta el cuento (La caza del venado, p. 79-85).

Destacan sus trazos firmes y la aparente naturalidad (lograda a base de muchos años en el oficio): "Una vaca en el aire / (...) semeja (…) / regalo sorpresa para los habitantes del cielo" (p. 77), "¿Pensará la jirafa que basta su estatura para alcanzar a Dios?" (p. 27), "(el gato) Esa mañana / mientras los focos de su lomo se apagaban / se dio cuenta / que de nada sirve tener siete vidas" (p. 23).

Por fortuna, el oficio no agota ni la frescura ni la novedad de estos textos: "Si mi chica cumple años corto un ramo de pájaros. (...) Mi árbol no se cansa de dar pájaros" (p. 59), "(el cocodrilo) Nadie como él para (...) albergar dos lunas rojas en los ojos" (p. 13), "(el gato) Una mañana empezó a temblar / (...) como si llevara un rayo adentro" (p. 21).

Nunca falta el poema cuyo texto no se entendería sin el título, por eso deben ser citados juntos. De lo contrario, el texto resultaría enigmático y apelaría a la confusión para crear algún efecto poético: Mariposa en la llama: "Antes de morir la mariposa se pregunta: ¿por qué en tanta belleza respira la muerte" (p. 113). 

En este poema vemos cómo el título le da sentido al contenido. Sin él no sabríamos a qué "belleza" se refiere la mariposa, pero conociendo el nombre del poema entendemos que se refiere a la llama. Obnubilada por ésta, la mariposa se acerca demasiado y allí se da cuenta del peligro que ese fuego representa.

Además de amigos, compañeros, cohabitantes del mismo entorno, depositarios de nuestro afecto y figuras del paisaje, los animales también figuran como protagonistas de fábulas y cuentos infantiles, además de múltiples referentes de la vida cotidiana: "No hay más miseria / que un pájaro cautivo" (p. 19), "la tarde nos regala (...) / una hilera de hormigas en bicicleta" (p. 51), "(periquitos) Si uno de los dos falta, la muerte reina el recinto" (p. 25).

Margarito Cuéllar. Animalario. Monterrey, N.L.: Edit. UANL / Fondo Editorial de Nuevo León, 2012. 117 pp. Ilustraciones de Guillermo Ceniceros. 

 

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