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1245 1 Febrero 2013

 

Sorpresas nos da la vida
Luis Miguel Rionda

Guanajuato.- El Consejo General del Instituto Federal Electoral (IFE) ha venido dando nota periodística estas últimas dos semanas. Primero con el caso de los monederos Monex, que fue un verdadero parto de los montes para los partidos de oposición al PRI, que esperaban que este caso diera materia como para descalificar completamente a la elección presidencial.

Al final resultó que el partido cuestionado pudo acreditar la legalidad en el origen y el destino de los fondos y el uso de los monederos para apoyar a la estructura de la campaña presidencial y del resto de los candidatos.

Luego, recién el miércoles, el Consejo General por poco aprueba el “Dictamen Consolidado de los Informes de Gastos de Campaña de los candidatos a la Presidencia de la República en los comicios federales del año 2012”, pero decidió posponerlo siete días “a fin de profundizar en el análisis del proyecto presentado por la Unidad de Fiscalización de los Recursos de los Partidos Políticos”. El consejero presidente Leonardo Valdés y el consejero Marco Antonio Baños se opusieron a esta posposición, que fue planteada por el consejero Alfredo Figueroa, el más crítico componente del Consejo. Esto refleja las diferencias de opinión que mantienen los nueve consejeros generales, que de tanto en tanto salta a la luz pública.

No es para menos: la Unidad de Fiscalización sorprendió con un dictamen donde se afirma que el único candidato presidencial que rebasó el tope de gastos de campaña (336 millones de pesos) fue Andrés Manuel López Obrador (AMLO), con casi 399 millones de gasto. La multa propuesta suma casi 130 millones, a distribuirse entre los tres partidos de izquierda, que por cierto ya no cuentan con AMLO entre sus filas.

El aludido afirma que son falsedades, y que ejerció cien millones menos del tope. Pero el tabasqueño sigue siendo víctima de los ladinos operadores de la “honestidad valiente” y la “austeridad republicana”, que han demostrado ser buenos para colectar recursos, pero no para justificar su origen.

En cambio, dice el dictamen que Enrique Peña Nieto (EPN) y la coalición PRI-PVEM habrán gastado unos módicos y republicanos 327.5 millones de pesos. Por supuesto es poco creíble, pero no hay que olvidar que el PRI cuenta con un equipo financiero muy calificado y experimentado: supieron aprovechar al máximo el prorrateo de gastos con sus candidatos federales y locales, hasta diluir el gran total entre 428 candidaturas legislativas y quién sabe cuántas más en las 14 entidades con elecciones concurrentes.

Los guanajuatenses recordamos la publicidad y los espectaculares de las elecciones pasadas, donde siempre aparecía EPN al lado del candidato o candidata locales. Bárbara Botello, hoy alcaldesa priista de León, no fue la excepción, y posó alegre con el guapo copetón. En síntesis, los priístas hicieron ingeniería financiera, y la hicieron bien. No son principiantes.

El PAN y Josefina Vázquez Mota (JVM) se vieron ahorradores en extremo, con apenas 220.5 millones, apenas el doble de lo que gastó Nueva Alianza y el candidato marginal Gabriel Quadri, que presumía sus penurias acudiendo en una combi destartalada a sus eventos; vehículo que abordaba a un par de cuadras del lugar. En realidad viajaba en tres potentes y nuevecitos Audi negros, llenos de guaruras.

El caso de JVM me llama mucho la atención: Acción Nacional ha sido un partido muy cuidadoso con las cuentas que entrega al IFE y a los órganos electorales locales. Por ello creo que la cifra es real, y que sólo refleja una realidad que muchos opinadores y miembros del partido comentaron en su tiempo: el PAN nacional abandonó a su candidata a la mitad del río. Lo mismo hicieron personajes como Fox, así como el mismo presidente Calderón; todos desampararon a su candidata. Y por supuesto lo hicieron sus rivales internos, como Cordero, a quien ella llegó a tachar de “patán”. ¡Lástima Josefina!

Ya en la transición entre administraciones, siempre me extrañó la cordialidad del aún presidente Calderón hacia el presidente electo. Parecían copartidarios, felices de sucederse y de no haber sido vencidos por el odioso rival de izquierda. Estoy convencido de que esta alternancia tan suave y pactada le permitió al presidente saliente entregar anticipadamente el sitial, y que el entrante pudiera comenzar a ejercer por adelantado, como fue evidente con la reforma laboral y la
emisión de la nueva Ley Orgánica del poder ejecutivo.

Vaya, ni los presidentes de la era priísta se sucedían con tanta civilidad. Nunca renunciaban a un solo día de ejercicio de poder. Recordemos a José López Portillo anunciando la nacionalización de la banca, ante un estupefacto Miguel De la Madrid, a un mes de entregar el cargo. Por eso los cambios de sexenio equivalían al fin maya del mundo, y el nacimiento del quinto sol.

En fin, más sorpresas nos deparan nuestros políticos, y hay que irse acostumbrando al cambio en las maneras de ejercer el poder.

Antropólogo social. Profesor investigador de la Universidad de Guanajuato, Campus León.
luis@rionda.net
www.luis.rionda.net
rionda.blogspot.com
Twitter: @riondal

 

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