Suscribete
 
1315 10 Mayo 2013

 

HORIZONTE CIUDADANO
La madre, institución histórica
Rosa Esther Beltrán Enríquez

Saltillo.- Mujer, si te han crecido las ideas, de ti van a decir cosas muy feas:
que no eres buena, que si tal cosa; que cuando callas te ves mucho más hermosa. Mujer, espiga abierta entre pañales, cadena de eslabones ancestrales, ovario fuerte, di lo que vales, la vida empieza donde todos son iguales. Mujer, cuando no quieras ser incubadora, dirán: no sirven estas mujeres de ahora
(Canción de Gloria Martín).

Hoy no es un día feriado, sin embargo, esta es considerada una fiesta nacional en la que se conjuga lo familiar, lo religioso, la vida y la muerte.
La maternidad es una institución histórica y central para la reproducción de la sociedad y la cultura, un hecho que dura toda la vida y conlleva cuidados de reproducción cotidiana que la mujer madre prodiga a los hijos en una relación basada en el privilegio de la evidencia biológica, en la que la maternidad se asume obligatoriamente y es considerada como el destino natural, la realización de las mujeres, la felicidad completa de la mujer, dicen.

Aunque a primera vista pudiera parecer algo muy simple, en realidad la maternidad es un proceso cultural de gran complejidad, ya que supone el desarrollo de la humanización de una criatura a la que se le enseña a partir de cero y se le inculcan las prácticas de lo que significa ser hombre y ser mujer en un determinado contexto cultural; en qué condiciones se obedece y cuándo y quién manda; la madre es quien transmite los roles primarios, identidad, actividades, formas de comportamiento, actitudes, necesidades, cualidades genéricas de clase, edad, nacionales, lingüísticas; tradiciones, costumbres, valores, creencias, en fin, es quien construye la mentalidad y el sentido vital en el hijo e hija.

De ahí que, en el mundo patriarcal en el que vivimos, a las mujeres se las prepara y especializa para la maternidad.

Esto, que puede parecer idílico, en realidad para muchos hogares y familias mexicanas resulta conflictivo y dramático, a causa de que millones de mujeres viven la maternidad de la miseria y con ella los problemas de desnutrición y anemia de sus hijos. En México se calcula que uno de cada 10 niños menores de cinco años tiene desnutrición crónica, y este problema se agrava en las zonas indígenas; pero en Coahuila también se padece la maternidad de la miseria, basta visitar las zonas rurales de Saltillo, General Cepeda, Parras, Torreón y Ramos Arizpe para comprobarlo.
La maternidad en esas situaciones es espacio de explotación y opresión, sufrida por las madres al ver a su hijo morir, es espacio de dolor e impotencia, ahí la madre muere de culpa y rabia y no la alivian frases como: "el amor de una madre aguanta todo", pese a que el Estado busca mitigar el dolor con una despensa de ínfima calidad, con la que debieran intentar vivir los funcionarios que las reparten.

Están en el Zócalo del Distrito Federal en la Segunda Marcha Nacional de la Dignidad Nacional, las “Madres Buscando a sus Hijos e Hijas y Buscando la Justicia. Para ellas, a las que les han arrebatado la vida, un año más y el dolor de esa ausencia forzada les hace más intensa la herida. Cada día esperan el amanecer con la esperanza de saber algo de sus seres queridos y de que les encontrarán.

Otro caso dramático es el de los hijos con discapacidad, el trabajo de cuidado de los seres vulnerables en el que todo el peso recae en la madre o en las mujeres de la familia; esas madres deben hacerse cargo de la familia entera porque el marido suele abandonarlas; el vínculo madre e hijo discapacitado es sumamente estrecho debido al empeño de la madre para lograr el bienestar y desarrollo integral de su hijo. Las madres renuncian a ellas mismas para ser madres de tiempo completo, los casos de la personas con discapacidad no se entendería sin las mujeres; ancianos, enfermos, inválidos y discapacitados son su responsabilidad y es un trabajo que no se reconoce porque, “es expresión de amor”.

En estos casos que no agotan la visión del papel fundamental de las mujeres-madres, debieran de tomarse en cuenta las labores de cuidado y de actividad doméstica que permiten el sostenimiento de la sociedad, pero el Estado y los partidos políticos prestan nula atención a estos problemas, en cambio, estamos a expensas de una mercadotecnia vana que enaltece a las madres ocultando el machismo subyacente a esta celebración. Por eso en México, en decenas de millones de casos, ser madre no es tan padre.

En Saltillo se prohibieron la serenatas, así que contra la costumbre se vivió una noche callada. Con razón los jóvenes dicen que Jericó ha convertido a la ciudad en un convento.

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

15diario.com