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1702 4 Noviembre 2014

 

 

COTIDIANAS
Descanse mi nostalgia juvenil
Margarita Hernández Contreras

 

Dallas.- El jueves 30 de octubre murió uno de mis intensos amores juveniles: Jorge Saldaña. El veracruzano (nacido en 1931)  fue faro de mi cultura y sus honduras, de mi emotividad e intelecto cuando yo era una muchacha solitaria y deprimida.

No sé cómo, sola como siempre en casa, llegué un sábado cualquiera a su programación sabatina de 2 a 9: “Sábados con Saldaña”, por el Canal 13. Mi soledad y curiosidad propiciaron que yo bebiera ávidamente estos programas con todas las ganas de mi alma hambrienta de conocimientos.

Jorge era carismático, lúcido, inteligente, ingenioso, chispeante. No fue nada difícil que yo me “enamorara” de él y que esperara gustosa cada sábado para verlo. No lo era, pero a mí me parecía guapo.

Recuerdo bien la programación de “Sábados con Saldaña”: Primero a las dos de la tarde era “Sopa de letras”. Qué deleite escuchar a tanto experto discutir sobre la belleza de mi idioma. Escuchar hablar de los orígenes de las palabras, etimologías, anécdotas, leyendas sobre el español. Una discusión rica. Sin costura alguna.

Después era “El juicio de los discos”. Jorge tenía expertos de la industria disquera. El formato era dejarlos escuchar una canción que se estuviese escuchando en la radio. Luego la canción era sometida a un “juicio” en donde los expertos la discutían desde el valor literario de la letra hasta la riqueza de su composición musical. Al final del “juicio”, se daba el dictamen de si la canción tenía valor cultural o no.

Recuerdo luego “Folklorama”. Aquí llegaban músicos folkloristas. Aquí conocí a Amparo Ochoa, a Tehua, a Óscar Chávez,  a Los Folkoristas y tantos otros valiosos cantantes de folklore. Resalto esto: No recuerdo la cantante; tenía una cara lindísima, muy joven, llevaba un poncho, el pelo largo y suelto. Muy sencilla. Cómo me conmovió con la entonces desconocida canción para mí  de “Traición a Juan”. Pasé semanas repitiéndome la esperanzada frase: “la promesa de su amor como nube me envolvió”, hasta que pude comprar un disco que la incluía con otra intérprete (tal vez Amparito) y memorizarla.

Sin duda la joya de la corona de mi deleitosa tarde con Jorge era “Nostalgia”, que concluía a las nueve y hasta donde el mismo Jorge a veces tomaba el micrófono para cantar. Lo recuerdo cantando la triste “Vengo a decirle adiós a los muchachos”. Alrededor de un piano de cola, remontándonos a una cantina, se reunían los invitados. Todavía era aceptable fumar (Jorge era fumador, especialmente nostalgiando). Los invitados eran cantantes de la talla y generación de Fernando Fernández (“Bonita, como el beso robado…). Durante el programa los invitados sentados alrededor del piano cantaban todas las canciones más hermosas de los años 50. Este programa era terreno fértil para mi corazón musiquero. Aquí recogí como frutos las letras de tantas y tantas canciones que no olvido y que a veces canto, sí, con la nostalgia que su época evoca.

Jorge, veracruzano querido, la mustia joven que fui y que se acurruca en mi corazón siempre tristón y agridulce como la música y la cultura que tanto defendiste y enalteciste, te nostalgia. Descansa, Jorge. Yo aquí, así sea imaginariamente, prendo un cigarro y alzo mi copa por ti.

* Guadalajareña, vive en el área de Dallas. Es traductora profesional del inglés al español. Para comentarios: Mhc819@gmail.com

 

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