Suscribete

 
1853 3 Junio 2015

 

 

Alianza por la Grandeza de NL
Efrén Vázquez

 

Monterrey.- Por antonomasia, una alianza es un pacto entre fuerzas políticas diferente, para alcanzar ciertos objetivos comunes.

He ahí por qué resulta ingenuo (o malintencionado) el reclamo que se hace a Fernando Elizondo por haberse aliado a Jaime Rodríguez, El Bronco, para luchar contra el bipartidismo en Nuevo León, por corrupto, y contra la corrupción en general.

Una alianza puede ser impulsada para satisfacer los intereses de los jefes de los partidos y sus secuaces más cercanos, para mantener el sistema de corrupción, como forma de hacer política; o para satisfacer intereses de la comunidad en general, abatiendo vicios, rezagos y atavismos históricos.

La Alianza por la Grandeza de Nuevo León, sostienen sus firmantes, tiene entre sus puntos más importantes cambiar mentalidades y formas de hacer política; dicen no tener miedo a la participación ciudadana, como los últimos dos gobernadores que jamás permitieron que se aprobara la Ley de Participación Ciudadana.

Ambos se comprometen a crear espacios de participación ciudadana; también a promover la Ley de Participación Ciudadana, en la cual quede estatuido el referéndum, el plebiscito, la revocación de mandato y el presupuesto participativo, por lo que tanto han luchado las ONG´s auténticas en los últimos 15 años.

De las izquierdas y las derechas hay condenas a Fernando Elizondo, por haber renunciado a su candidatura para aliarse con El Bronco; y a éste se le condena por su pasado priista. Sus enemigos políticos y malquerientes dicen no creer que sus 33 años de priista se hayan borrado. Eso no lo podemos saber. Pues de un pasado no se borra más que lo que el existente quiere borrar. Pero lo que indudablemente es cierto, es que en el encuentro del pasado con el presente, a través del pensar meditativo, nos puede trasformar.

De ahí que no es cierto que “chango viejo no aprende maroma nueva”. Si fuera verdadera esta aseveración, estaríamos condenados, saecula saeculorum, a vivir en el fango de la corrupción y la impunidad, esperando a que un mensajero del olimpo llegue a salvarnos.

Nadie va a venir a salvarnos. El Bronco no nos va a venir a salvar. Por lo menos yo no he escuchado en su discurso tal cosa. Nosotros, como seres-humanos-con-otros, tenemos que aprender a hacer uso de la fuerza social para logar beneficios para todos. Tenemos que buscar nuestra propia salvación, a través de la participación ciudadana.

Tenemos que aprender a exigir rendición de cuentas, tenemos que luchar por contar con medios legales para revocar el mandato a los gobernantes ineficientes y corruptos.                

Volviendo al punto, lo que impulsa la realización de una alianza que no esconda intereses inconfesables es una ruptura con un pasado que los pactantes quieren trasformar, para lograr cambios en la cultura y la estructura social. La Alianza por la Grandeza de Nuevo León, tiene como antecedente la ruptura de Jaime Rodríguez con el PRI, y la ruptura de Fernando Elizondo con el PAN.

Ahora bien, una ruptura en la actividad política, si es auténtica, al igual que una ruptura en la actividad científica, es el resultado de una serie de experiencias vividas sometidas al pensar meditativo, lo que indudablemente conlleva a una nueva manera de percibir, sentir y pensar el mundo; todo esto pone en cuestión las propias convicciones, sustituyéndolas por otras que resultan poseer un mayor índice de racionalidad y posibilitan una mejor comprensión de una determinada  situación actual.     

En el caso de las rupturas en la ciencia, el cuestionamiento de las propias convicciones y principios es algo indispensable para que se dé la ruptura. No es lo mismo, necesariamente, en las rupturas políticas. En éstas puede ocurrir que se siga creyendo en la ideología y postulados del partido y que, después de muchos intentos por corregir los vicios internos del partido que imposibilita la vida democrática, llegue la ruptura, como parecen ser los casos de Jaime Rodríguez y Fernando Elizondo. Pero con la experiencia de la ruptura, los postulados y principios del partido no quedan intocados, en el proceso de posteriores experiencias y reflexiones políticas, éstos poco a poco se transforman o modifican.        

Por último, a partir de la consideración de que la desgracia de México es la incapacidad para el diálogo que nos caracteriza, razón por la cual ni siquiera nos hemos puesto de acuerdo en cómo enfrentar los grandes retos que nos agobian, como lo son, entre otros, la ineficiencia del sistema educativo, la pobreza y los fenómenos de la corrupción y la impunidad; y considerando, además, el esfuerzo que han hecho Fernando Elizondo y Jaime Rodríguez para lograr una alianza en este proceso electoral que gira sobre la participación ciudadana, mis reflexiones me han llevado a decidir apoyar dicha alianza, porque ésta significa:

La esperanza de miles de nuevoleoneses de que se creen condiciones para luchar en serio contra la corrupción y la impunidad; descarrillar al PRIAN; abrir los ojos a los jefes de los partidos y a sus prosélitos, para que atiendan el problema de la crisis del sistema de partidos; la posibilidad de que, con mayores escaños para la oposición en el Congreso del Estado, se aprenda a dialogar y a negociar con la cara frente a los ciudadanos; y la posibilidad de que se incremente, cuantitativa y cualitativamente, la participación ciudadana consciente, libre y bien informada, sin lo cual, ninguna alianza podrá llegar a buen término.

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com