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1861 15 Junio 2015

 

 

El Bronco y las broncas que vienen
Ernesto Hernández Norzagaray

 

Mazatlán.- El triunfo contundente de El Bronco en las elecciones de gobernador del estado de Nuevo León fue histórico y ejemplar.

Histórico porque es un outsider capaz de derrotar a un sistema de partidos que contaba el día de los comicios con una estructura, dinero, gobierno o gobiernos con los que puede operar y  una amplia capacidad de retorcer la ley e influir en las principales decisiones de los órganos electorales. Y ejemplar, porque los resultados ahora son un incentivo poderoso para que otros ciudadanos con mayor o igual arraigo hagan lo propio en sus estados y municipios.

Sin embargo, las candidaturas independientes tienen una serie de problemas político institucionales sobre los que es importante reflexionar desde ahora y es por ello que Nuevo León además de ser ya la cuna del primer gobernador independiente será un laboratorio de lo que se puede y no se puede hacer desde el Ejecutivo. Pues, sin duda, los partidos seguirán siendo actores principalísimos a los que tendrá que tomársele en cuenta para garantizar la gobernabilidad y la estabilidad regia.

Y es ahí donde empiezan los problemas en el ejercicio de los gobiernos independientes. El Bronco tendrá en sus manos un Poder Ejecutivo pero no tendrá un partido, ni una fracción legislativa o grandes organizaciones ciudadanas que movilicen para brindar apoyo a sus iniciativas incluso aun cuando contara con el apoyo de los poderosos poderes fácticos regiomontanos.
Entonces, su gobierno estará sujeto a los contrapesos naturales del sistema de partidos. Así, el gobernador propondrá y los partidos dispondrán en el Poder legislativo sobre temas fundamentales.

No se olvide que son ellos los que aprueban la política de ingresos como el presupuesto de egresos o revisan las cuentas públicas cada año. Y eso habrá de significar, negociación y acuerdo al menos con las fracciones parlamentarias más influyentes.

Algunas querrán estar en sintonía con el Ejecutivo, para no ser castigados en la siguiente elección pero otros podrían estar en las antípodas torpedeando para debilitar al gobierno de manera que los ciudadanos terminen por caer en el desencanto ante esta nueva figura constitucional.

No olvidemos que las elecciones del 2018 están a la vuelta de la esquina y cada uno de los partidos estará haciendo sus cálculos, como también lo harán algunos independientes, entre ellos posiblemente El Bronco, para tener candidato a la Presidencia de la República y eso podría significar alianzas políticas y sociales.

El Bronco gobernador tiene un desafío mayor con su agenda de purificación de la vida pública de Nuevo León. Los ciudadanos regiomontanos estarán expectantes de las decisiones que tomará desde antes de asumir el cargo. Les interesa saber seguramente quiénes integraran su gabinete y cuáles son sus antecedentes en la vida pública.

Estarán atentos a su discurso de toma de posesión donde El Bronco deberá delinear las grandes coordenadas de su gobierno y los primeros 100 días de gobierno. Donde estarán sus énfasis y los claroscuros por no señalar las áreas no prioritarias. Cómo visualiza su relación con el Poder legislativo o  la ciudadanía, que lo llevó a donde estará los siguientes seis años.

Esta dimensión es estratégica para esto y lo que viene, porque si de entrada toma decisiones impopulares o contrarias al discurso de renovación podría ser principio de su final. No es nada fácil la conversión de candidato independiente en gobernante independiente. A diferencia de los independientes Clouthier y Kumamoto que asumirán un escaño de los 500 de la Cámara de Diputados para desde ahí tratar de influir, considero qué poco, en el proceso legislativo, El Bronco tendrá que tomar las riendas de un gobierno en un contexto con alta demanda social y recursos escasos.

Un lugar común en los procesos de alternancia política es que los ciudadanos tienden a elevar mucho las expectativas en el gobierno entrante y este tiene poco margen de maniobra. Hoy, por ejemplo, la bandera de lucha contra la corrupción que pasa por el escrutinio de quienes saldrán de la administración del priista Rodrigo Medina o el establecimiento de la Fiscalía contra la corrupción son inevitables para empezar bien este gobierno esperanzador. Esa bandera más que otras es la que ganó simpatías y votos en unos ciudadanos cansados de verla por todos lados.

Sin embargo, su implementación tiene costos muy altos por el grado de confrontación que provocara con el PRI local, aun cuando el Presidente Peña Nieto haya impulsado la llamada ley anticorrupción. ¿Quién quiere ir a la cárcel? ¿Quién desea ser el chivo expiatorio en esta nueva cruzada de renovación moral? Nadie levantará la mano.

Entonces, esto obliga a pactos entre El Bronco y los líderes partidarios o parlamentarios, de manera que siempre se tratará de blindar el pasado para caminar sin muchos tropiezos hacia el futuro. Y eso es un arma de doble filo, porque si bien por un lado podría favorecer al gobernante hacer sus políticas, por el otro lado podría significar el torpedeo de los medios de comunicación buscando influir en el ánimo de unos gobernados que están pidiendo que caigan cabezas para refrendar políticamente lo dicho mil veces en campaña.

Es decir, ponerla difícil para que El Bronco logré hacer un gobierno de nuevo tipo y si lo alcanza sería con un alto costo político, salvo que sea un acuerdo pactado con el centro y los poderes facticos donde se establezcan sus límites.
Peña Nieto está urgido de mandar un buen mensaje anticorrupción para que su iniciativa de reforma no fracase y qué mejor a través de El Bronco, con la legitimidad que le dieron sus votos.

Nuevo León está lejos de la Casa Blanca y el Presidente busca que vaya quedando en un segundo plano aun cuando el caso Aristegui se lo recuerde a cada momento.

Quizá, entonces, es la tabla de flotación que tanto necesitaba el Presidente de la República y es de esperar que en los próximos días, anuncie que brinda todo su apoyo a El Bronco en su lucha contra la corrupción y los corruptos pero con absoluto apego al Estado de Derecho.

Y, eso en un sistema judicial profundamente politizado, como lo hemos visto en la actitud del TRIFE frente al partido Verde, podría indicar el verdadero alcance de las banderas anticorrupción.

Esperemos que El Bronco sea capaz de integrar un equipo experimentado, prestigiado y honesto porque si no, la victoria se le escurriría rápidamente entre los dedos y con ellos la ilusión renovadora de sus paisanos.

Que sí sea.

 

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