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1861 15 Junio 2015

 

 

INTERÉS PÚBLICO
Novedades y dinero
Víctor Reynoso

 

Puebla.- Quizá la novedad más importante de la pasada elección federal sea el triunfo de un candidato independiente a la gubernatura de Nuevo León. Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”.

Político que había pertenecido a PRI, derrotó a los partidos políticos en uno de los estados con mayor desarrollo y peso económico en el país.

En principio, la novedad es una buena noticia. Muestra que las elecciones funcionan como mecanismo de rendición de cuentas. Es un aviso a los partidos políticos: tienen que cuidar a sus electores, su oligopolio se puede quebrar. En todos los partidos, aunque no en todos sus integrantes, han sido visibles actos de cinismo que reflejan la convicción de que siempre van a estar ahí, en el poder. O siempre que cuenten con el dinero necesario para aceitar su maquinaria electoral.

Además de ser un llamado a los partidos para que cuiden las cuentas que dan a sus electores, el triunfo de Rodríguez Calderón puede ser visto también como señal de que el dinero no lo es todo en las elecciones. No hay forma de demostrarlo, pero creo que cualquiera que se acerque a un proceso electoral mexicano tendrá la sensación de que en él fluye dinero en grandes cantidades. Se quedará con la idea de que hay un intercambio significativo de votos por recursos materiales de diverso tipo.

Puede que sea así. Pero también hay voto de opinión: electores que deciden en función no de qué les dan, sino de su opinión sobre la política y los partidos. Desconozco en qué porcentaje se divide el voto de opinión del voto de intercambio. Pero parece claro que las elecciones no son un problema de esos que decía Reyes Heroles: “en política, todo problema que se resuelve con dinero es un problema barato”.

También puede que el triunfo del independiente de Nuevo León sea resultado parcial de las redes sociales. La importancia de estas redes se ha exagerado, pero es claro que pueden funcionar como una forma de comunicación en la sociedad que, en ciertos casos, rebase a los medios y a los poderes políticos tradicionales.

Se ha dicho que en México hoy el problema no es tanto el acceso como el ejercicio del poder. El dicho aplica al próximo gobernador de Nuevo León. No es que sea fácil ser candidato independiente y ganar. Es un proceso muy complejo y difícil. Pero más complicado va a ser gobernar. Ya se ha dicho: está solo. No tiene aliados ni en los congresos federales, ni en el congreso local, ni en los ayuntamientos. Si los partidos se empecinaran en complicarle la vida desde el legislativo federal y local lo podrían hacer. Ahí tiene uno de sus retos. Lo más positivo para el interés público sería que lo resolviera bien y a bajo costo: mostraría que la vía alterna a los partidos es viable no solo para llegar al poder, sino también para ejercerlo.

El otro extremo se dio en Cuernavaca. Ahí ganó la presidencia municipal el exfutbolista Cuauhtémoc Blanco. No se le conocen méritos fuera de la cancha. No parece ser una persona ni de ideas ni de palabra articulada. Nada en su experiencia previa, a diferencia de El Bronco, permite inferir algún mérito político. Parece un triunfo de la imagen, del espectáculo. Revive al fantasma con el que nos asustaban los defensores del Antiguo Régimen: “si en México hubiera elecciones libres, un futbolista popular las ganaría”.

Sobre el caso poblano, varias reflexiones. Si tal como parece, el PAN gana 7 distritos, sería la mejor elección de diputados en su historia, después de la de 2006 cuando ganó 10 de los 16 disputados. En 2000 con el arrastre de Fox ganó 6; en 2003, 5; en 2006 el derrumbe del PRI de Madrazo le dio 10 distritos; en 2009 (la elección más comparable con la actual, pues es la intermedia más reciente) perdió todos, y en 2012 ganó solo los 4 distritos de la capital.

Pero la sensación en los medios es que la elección de 2015 fue para el PAN poblano una derrota. ¿Por qué, si es su segundo mejor resultado en su historia? ¿Si casi los distritos ganados hace tres años? ¿Si pasó de 0 a 7 respecto a la elección intermedia anterior? Por las expectativas que los mismos panistas poblanos crearon.

Hay novedades electorales (algunos las considerarían anomalías) respecto a los distritos que habían sido bastiones del PRI y del PAN. Los bastiones panistas habían sido ante todo los distritos de la capital, y ahora el PRI gana tres de los cuatro. En contraste, el PAN gana en un distrito en el que nunca había ganado, Zacapoaxtla, y en tres en los que solo había ganado en 2006: Teziutlán, Ciudad Serdán y Tehuacán. ¿Qué explica estos cambios, en los que los dos partidos pierden bastiones y ganan bastiones al adversario?
También llama la atención el porcentaje de participación.

Finalmente, el hecho de que los tres partidos más grandes (PRI, PAN y PRD) pasaron de sumar más del 80% de los votos entre los tres a sumar poco más del 60% de la votación ahora en 2015, habla de una pluralización del sistema de partidos. Por esta elección al menos. ¿Tendrá consecuencias?

 

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