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1921 7 Septiembre 2015

 

 

Consejeros electos por cuotas
Pablo Xavier Becerra

 

Ciudad de México.- He leído con interés el texto de Pablo Vargas [15diario, 1-SEP-2015] y en lo fundamental comparto su conclusión: el proceso para la designación de los consejeros de los OPLEs ha sido una gran simulación.

Y una humillación a quienes de buena fe creímos que sería imparcial y objetivo.

En su momento escribí a nivel periodístico sobre el nombramiento del año pasado, particularmente el caso del Distrito Federal, que me tocó vivir, parte de lo cual está a punto de ver la luz en un libro que elaboramos en la UAM-I sobre la reforma política y electoral de 2014. Efectivamente el proceso fue muy desgastante y varios colegas académicos de las ciencias sociales fueron quedando fuera ante un examen y un ensayo que estaban pensados para abogados y para quienes ya habían trabajado en el IFE o en los institutos locales. Yo logré sobrevivir a ese proceso desgastante porque, a pesar de tener una orientación politológica, llevo más de dos décadas analizando el derecho electoral. Buena parte de los resultados de ese trabajo ha sido publicada en libros y revistas; de hecho, mientras participaba en ese proceso salió a la luz un libro de mi autoría sobre la evolución reciente del sistema electoral (publicado por el Instituto Electoral del Estado de México), además de que unos años antes fui coautor de la única historia electoral de la ciudad capital (coordinado por nuestro querido y recordado amigo Gustavo Emmerich).

La impresión que tengo es que ningún consejero se tomó la molestia de leer mínimamente los currículos de los aspirantes y solamente negociaron el nombramiento en función de las necesidades de los tres principales partidos (PRI, PAN y PRD), de los gobernadores y de la necesidad de colocar a sus amigos y colaboradores o ex colaboradores en los OPLEs. Al ver cómo quedó la designación del Consejo General del IEDF, impugné ante el TEPJF, el cual lamentablemente razonó que una vez que los aspirantes cubrían los requisitos y pasaban las prueba, el Consejo General del INE podía tomar la decisión que quisiera, a pesar de que los nombrados tuvieran trayectorias verdaderamente pobres. Así, en el IEDF quedaron una ex asesora de Marco Antonio Baños, un ex colaborador del IEDF y del TEDF cercano al Consejero Javier Santiago, un ex colaborador de una magistrada del TEPJF, un ex funcionario de la delegación Coyoacán, etcétera. Es inexplicable que el organismo electoral del D. F., en donde están asentadas universidades de primer nivel, no cuente con un solo académico experto en el tema electoral.
Por supuesto, debo reconocer que al ser participante del proceso, mi opinión está inevitablemente sesgada, pero creo que el balance general del nombramiento de los consejeros de los OPLEs es verdaderamente deprimente. Claro que hay algunas excepciones, muy pocas es verdad, de colegas académicos, con un prestigio propio, que lograron colarse, pero la mayoría de los consejeros nombrados comparten la característica de carecer de obra publicada y de una trayectoria propia. Más bien se trata de personas que han hecho carrera a la sombra de algún funcionario o en la cercanía de los partidos.

Difiero, sin embargo, de la apreciación de Pablo Vargas en el sentido de que todo se debe al predominio del bloque del consejero Baños, que como sabemos es cercano al PRI. Más bien creo que los consejeros del INE, propuestos por los tres partidos, han negociado los nombramientos en función de la fuerza relativa de cada partido en los estados. Por eso, por ejemplo, ningún consejero del INE se opuso al nombramiento de los consejeros del Distrito Federal, porque ya habían negociado las cuotas del PRD (que el año pasado aún era mayoritario en esa entidad), el PRI y el PAN. Este último partido impugnó ante el TEPJF un nombramiento que había recaído en un ex funcionario del gobierno del D. F. y que había ocupado algún cargo de responsabilidad en el PRD, debido a que el partido blanquiazul sintió que su cuota fue muy pequeña. La respuesta del TEPJF fue que los aspectos alegados por el PAN eran ciertos pero que habían ocurrido fuera de la temporalidad prevista por la ley. La clave del proceso ha sido, entonces, que algunos nombramientos aparentemente inadmisibles son aceptados por la mayoría de consejeros, porque cada bloque de consejeros coloca a sus propios candidatos. El problema, entonces, deriva del hecho de que los propios consejeros del INE han sido nombrados con arreglo a cuotas de los tres grandes partidos.

La promesa de la reforma de que se eliminaría la influencia de los gobernadores y los partidos en el nombramiento de los titulares de los OPLEs resultó ser un espejismo. Mientras no se le quite a los partidos el control del nombramiento de los consejeros del INE, seguiremos viendo el mismo lamentable espectáculo que hemos presenciado estos dos últimos años.
  
* Profesor investigador de Tiempo Completo
Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Iztapalapa
Correo: pablojbch@yahoo.com.mx

 

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