Los niños-zombis
Eloy Garza González

San Pedro Garza García.- El Síndrome de Déficit de Atención es un problema muy serio en Nuevo León. La Unidad de Servicios Psicológicos de la facultad de Psicología de la UANL la ubica como un trastorno creciente en la población nuevoleonesa.

El propio término hiperactividad ha sido sustituido por Trastorno de Actividad Motora, según investigadores del ITESM. La contaminación ambiental puede provocarla en menores de edad.

Muchos de estos menores no reciben un buen diagnóstico. Las estadísticas hablan por sí solas. Se les trata con medicamento para disminuir su actividad cerebral por motivos nada claros. Niños tranquilizados artificialmente, amansados con Ritalin, calmados con Rivotril. Niños anestesiados, adormilados, dopados, aminorados y atontados. Niños-zombis.

Y lo peor es que estos menores son medicados justo cuando su mente tiene que funcionar al máximo, donde medios y fuentes múltiples reclaman su atención al mismo tiempo, cuando deben estar alertas a la información simultánea de redes, canales de TV, radio, tablets, iPhones, Facebook y YouTube. Son menores que el entorno real y digital los induce a estar “aquí y ahora”. Pero sus padres no distinguen entre estar despiertos y estar inquietos.

La mente, los sentidos de nuestros hijos no son nuestras mentes ni nuestros sentidos. Su razonamiento es diferente. Su cosmogonía es distinta. Son Generación Net, nativos digitales, seres multitask, capaces de ejecutar varios procesos a la vez; con habilidades y destrezas psicomotrices como ninguna otra generación. Pero les transmitimos prejuicios, queriendo impartir enseñanzas; les pasamos complejos, creyendo dar conocimiento; les heredamos fobias, creyendo nutrirles filias. Niños-zombis que queremos convertir en espejos nuestros.