Suscribete

 
1991 14 Diciembre 2015

 

 

Tres años con Peña Nieto
Daniel Salazar M.

 

Monterrey.- La crisis económica que se vive, mantiene a nuestro país al borde del colapso. La caída brutal del precio del petróleo (barril a 29 dólares) y la devaluación de nuestra moneda (más del 25 %), reducen de facto las expectativas de crecimiento.

Resulta que son ahora las remesas de los mexicanos en el extranjero las que, por encima de los ingresos petroleros y del turismo, representan la mayor derrama de divisas que dan respiración a la economía. No obstante, el sacrificio de millones de migrantes resulta insuficiente: durante este gobierno, las reservas mexicanas están en su nivel más bajo desde 2003 (173 mil 151 millones de dólares).

La presidencia continúa su cantaleta de “ya no se cobra larga distancia en llamadas telefónicas”; pero eso tampoco abate la penuria. Entre las 34 economías más grandes del planeta, México aparece con los mayores porcentajes de pobreza -junto a Brasil y Turquía-. Según el informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), existe en nuestro país, una tendencia (iniciada en los 80´s) hacia la pauperización que se mantiene inflexible al día de hoy. De 2012 a 2015, el número de pobres se incrementó en tres millones de personas más; esto es que, durante el gobierno de Peña, cada año ingresan a estos estándares un millón de mexicanos.

 

 

Algunos entendidos describen la situación nuestra como -“la esquizofrenia económica mexicana”- esto debido a la desigualdad que permea entre las clases sociales. Junto a 80 millones de personas que sobreviven penosamente, cuatro empresarios mexicanos figuran en la lista de los hombres más acaudalados del planeta: Carlos Slim, Germán Larrea, Alberto Bailleres y Ricardo Salinas Pliego. Ellos, como se sabe, son “los nuevos ricos” empollados por gobiernos neoliberales, que se beneficiaron
 con la venta de las propiedades de la nación (Telmex, minas, telecomunicaciones, aerolíneas…etc.). Año con año, reciben además beneficios fiscales con los que han logrado incrementar su riqueza de un 2 por ciento del PIB en 2002, a 9 por ciento en el periodo
 2011-2014. La nación mexicana es la segunda con mayor desigualdad económica en el mundo.

Los niveles de miseria aumentan cuando el ingreso cae y cuando se dispara la inflación. No le bastan los “programas sociales”, el reparto de despensas, uniformes, pisos de cemento o pantallas de TV. La salida a este problema
 debiera ser la de elevar el ingreso –dígase los salarios-- pero esto no está en el proyecto capitalista que comanda Peña Nieto. Un aumento salarial de emergencia y la escala móvil de salarios, solo pueden alcanzarse con la organización y la lucha de los trabajadores.

En México hacen falta empleos dignamente remunerados que el gobierno de Peña no puede garantizar. No obstante, el inquilino de los pinos insiste en persuadir a la opinión pública (en foros locales como internacionales) que “los efectos de sus reformas” están ya a la vista y que pronto mejorará -“notoriamente”- la situación de los mexicanos. Pero la tasa de crecimiento económico desde la década de 1990 a la fecha ha sido de 1 por ciento en promedio, cuando en el periodo previo había sido del orden del 5 y 6 por ciento. Esto implica que, prácticamente, no hay ni habrá a corto plazo movilidad social en nuestro país; que con este gobierno y los que le precedieron, los que nacieron pobres están muriendo pobres. Si acaso se considerara -como algunos lo indican- que el índice de movilidad social en México es del 8 por ciento, esto significaría de todos modos, que si naces pobre tendrás un 92 por ciento de probabilidades en contra para superar tus carencias...

A tres años con Peña Nieto, resulta aterrador el balance de su administración: Existen diez millones de ciudadanos sin agua potable y 45 millones viviendo sin servicios (sin baños ni electricidad); la corrupción crece y se propaga entre las instituciones de gobierno donde el ejemplo más conocido es la “Casa Blanca” presidencial. La fuga de “El Chapo”; la protesta y repercusiones por los 43 alumnos desaparecidos de Ayotzinapa; las constructoras preferidas del sistema; la privatización
 del “pensionissste” (que ya no dependerá del Presupuesto de Egresos sino de su propia operación y recursos) etc., vienen a sumarse a los índices de la decadencia mexicana.

Peña Nieto asegura que en 3 años se crearon un millón 900 mil empleos, pero México requiere de 13 millones 500 mil empleos de tiempo completo y con mejores condiciones laborales y de salud, porque solo el 3.7% de los que encuentran trabajo recibe este servicio. La inseguridad social continúa; el narcotráfico -con sus muertes y desapariciones-, la represión al magisterio y a los movimientos democráticos, son asunto de todos los días… Pero Peña se consuela en el mal de muchos diciendo: “Hay países a los que les ha ido peor…”

No sé, pero los trabajadores del campo y la ciudad no podrán soportar tres años más esta situación. Retomar la demanda de la abolición de mandato será el mejor inicio para transformar el país. Es el deber de la resistencia
 mexicana.

Fuentes: Proceso / La Jornada

angel20rojo@hotmail.com

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com