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2027 2 Febrero 2016

 

 

147 años del estado de Hidalgo
Pablo Vargas González

 

Pachuca.- El estado de Hidalgo acaba de cumplir 147 años de estado “libre y autónomo”. Tiene importancia porque este es un año político y se elegirán autoridades en todos los cargos de elección local (Gubernatura, diputados y alcaldías).

Con lo que se despiertan expectativas de qué posibilidades hay que cambien las condiciones precarias de vida que se han tenido por más de un siglo, para la mayoría de hidalguenses.

Entran y salen gobernantes y las cosas no parecen cambiar en la realidad, parece que prevalece un saldo enorme con las necesidades de su población. Por ello es importante recobrar el pasado pero fundamentalmente para analizar críticamente el presente y mirar hacia el futuro. Creado el 16 de enero de 1869, en la época en que el país vivía condiciones de fragilidad y precariedad política en tiempo del Presidente Juárez, quién hizo esfuerzos mayúsculos por organizar la república liberal y evitar el caos y la autarquía.

Cuando se constituyó el estado de Hidalgo, México apenas dejaba  de ser un territorio de súbditos, con derechos políticos restringidos, que solo ejercían las elites y donde el voto y los procesos electorales  aún no se practicaban completamente, a pesar de estar ya establecidos en la Constitución federal de 1857. Luego del primer gobernador provisional Juan C. Doria, y el primer gobernante constitucional Antonio Tagle en 1870 a la actualidad con Francisco Olvera Ruiz en 2011, la entidad ha tenido 31 gobernadores electos en comicios constitucionales.

Los rasgos y perfiles socioeconómicos y políticos del estado se deben encontrar en su origen histórico. El predominio del poder económico (terratenientes, hacendados y rancheros)  en el siglo XIX fue decisivo en las regiones rurales hidalguenses, junto a ellos y bajo su yugo una masa abundante y desposeída de campesinos e indígenas quiénes no tenían derechos políticos.

Las condiciones de incomunicación, donde florecieron los regionalismos, el analfabetismo y pobreza absoluta fueron elementos que contextualizaron hasta bien entrado el siglo XX la vida política de la mayoría de hidalguenses. Las elites se negaron sistemáticamente al cambio social.

La formación de estructuras políticas fue otro rasgo característico que se derivó a partir de la llegada de Porfirio Díaz al poder en 1876, y de su larga permanencia en el gobierno. Con el Plan de Tuxtepec  llegaron al poder en el estado de Hidalgo grupos de ideología republicana y liberal como Rafael Cravioto Moreno, quién no pudo sustraerse a las formas políticas dominantes de la época, y conformó un largo control político iniciando la era del caciquismo y caudillismo local. Los hidalguenses supeditados, no conocerían los derechos políticos plenos hasta después de la Revolución mexicana y el inicio de la etapa constitucionalista de 1917.

En la etapa de 1917 a 1929, los grupos políticos emanados de la Revolución mexicana, se enfrascaron en una fuerte pugna por el control político de la entidad, de la misma manera que aconteció en todo el país. Desde la gubernatura de Nicolás Flores hasta la elección de Bartolomé Vargas Lugo, pasando por Amado Azuara y Matías Rodríguez, las rivalidades políticas no solo se dieron en el campo de las ideas sino principalmente a punta de balazos y donde la violencia política era auspiciada por la lucha faccionalista y los cacicazgos regionales. Ante la dispersión de grupos políticos y la extensión de pequeños “partidos locales”, en medio de la crisis ocasionada por el magnicidio del reelecto Álvaro Obregón , Plutarco Elías Calles convocó a la “unidad revolucionaria” y la formación del Partido Nacional Revolucionario (PNR), antecedente del PRI , y con ello se establece uno de los pilares del sistema político mexicano.

Durante todo el siglo XX se vivió un sistema de partido único, que en México permaneció hasta el año 2000, en que sobre todo en los últimos años se fue renunciando a las políticas sociales emanadas de la revolución mexicana y ha “importar” y copiar modelos que impactaron fuertemente las condiciones sociales.

En junio de este año en Hidalgo se realizarán elecciones, sería esperable que el nuevo gobierno contruya un proyecto que saque a la entidad del marasmo secular y del subdesarrollo que lastima.  Debe haber un claro compromiso por abrirse a un régimen de pluralismo y tolerancia, de partidos, liderazgos representativos y de movimientos sociales alternativos, dar prioridad a la participación ciudadana y a las organizaciones civiles. Se debe recuperar la memoria histórica para aprender y corregir. Un pueblo que olvida, que no tiene conciencia esta condenado a repetir los errores. Solo así se podrá avanzar en el nuevo siglo.

 

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