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2043 24 Febrero 2016

 

 

MUROS Y PUENTES
La enseñanza de los abuelos democráticos
Raúl Caballero García

 

Dallas.- Hace tres años murió en París, a los 95, Stéphane Hessel, otro abuelo –como Bernie Sanders– de los indignados de hoy; en octubre de 2010 publicó su ensayo Indignez-vouz!, que en España se tradujo como ¡Indignaos!, en EU como Time for Outrage! y desde entonces se han vendido millones de ejemplares de ese libro en el mundo.

Hessel a lo largo de su vida fue un luchador y un activista por los derechos civiles, combatió en la Resistencia francesa durante la Seguna Guerra Mundial, sobrevivió a varios campos de concentración, fue diplomático, abogado y escritor.

Este hombre que en su momento participó en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, ya cerca del final de su camino inspiró con ese ensayo las protestas de los llamados Indignados en España y poco después el movimiento Occupy Wall Street en los Estados Unidos.

En su ensayo –entre otros temas– subraya las ideas y valores de la Resistencia francesa. Señala que son los valores de la democracia los que en caso de ser violados deben generar protestas. Se dirige a los jóvenes, quienes deben encontrar tiempo para indignarse cuando esos valores no son respetados.

En su libro, Hessel destaca que la violación de los derechos humanos y la creciente desigualdad de ingresos en el mundo son los dos principales problemas. Sus consideraciones flotan en el ambiente electoral de hoy en día en los EU, dígame si no luego de ver cómo Sanders ha hecho que tantos jóvenes se incorporen a su campaña enarbolando los valores básicos de la democracia. Hessel sostenía que para encontrar la solución a los problemas mencionados (pobreza y derechos humanos) es preciso hacer que la gente entienda que la democracia es la respuesta.

Sanders, este otro abuelo revolucionario de 74 años, ha sabido transformar en capital político el descontento social, con sus posturas ha imantado un ejército de jóvenes y le ha movido el tapete a Hillary Clinton (quien al parecer sigue siendo la favorita, pero esto apenas comienza).

Sanders representa –según sus propias palabras– una revolución. La revolución “sanderista” ha levantado a los militantes que participaron en el movimiento Occupy Wall Street, ha desaletargado a la izquierda del Partido Demócrata, siempre tan al margen del acontecer político de este país.

Este pasado domingo, ya en Greenville, Carolina del Sur, como ya es la norma, Sanders reunió en un mitin a cinco mil eufóricos seguidores; una crónica destacaba las palabras de una de sus seguidoras: “En la actualidad la gente está verdaderamente enojada (por eso vamos con él)”. Los descontentos dejan a un lado la apatía al conocer a Sanders. Los indignados se le unen para hacer campaña. Son las bases demócratas hartas del establishment del partido y en general de la política nacional, y también se deciden los independientes, y se les unen los chavos que votarán por primera vez.

En su ensayo, Hessel destaca que “la peor actitud es la indiferencia”, sobre todo la de los jóvenes. Pienso que si Hessel hoy presenciara los mítines de Sanders observaría superada su preocupación: que los jóvenes puedan olvidarse de su responsabilidad por la defensa de los valores.

Hessel solía decir que los jóvenes se responsabilizaban sólo de conseguir un departamento, obtener dinero y cubrir sus necesidades materiales inmediatas. La tendencia era ser apolíticos… o eso creíamos. El otro día mi hija Valentina –quien ya come ansias por irse a la Universidad– llegó hablando con entusiasmo de Sanders. Ella cursa el último grado de la prepa y en él, además de teatro, lleva dos materias de nivel universitario que a la hora de hacer las tareas –siempre excesivas– le hacen pasar las de Caín, pero las eligió con interés: son economía y gobierno, y suele ventilar sus propias ideas y puntos de vista. En su prepa Sanders ha causado revuelo: Vale dice que a sus compañeros –“sobre todo a los más inteligentes”– les entusiasma Sanders. Ella lamenta no poder votar este año (tiene 17 años).

Lo que pasa en la prepa de mi hija pasa en todos los recintos universitarios. A Hessel le preocupaba que si los chavos no pelean defendiendo sus valores democráticos los perderán. En su ensayo Hessel aconseja: “Volteen a mirar su entorno, hallarán temas que justifiquen su indignación, tales como el trato que se da a los inmigrantes, a los indocumentados, encontrarán situaciones concretas que los impulsarán a realizar acciones ciudadanas de importancia”. Sanders, por su parte, hace que los jóvenes vean a su alrededor, inyecta determinación y los estimula a participar.

Este viernes 26 es el tercer aniversario luctuoso del abuelo Hessel, un día después tiene lugar en Carolina del Sur la primaria demócrata, el voto afroamericano predomina en ese estado y –ya lo hemos dicho– hasta hoy Clinton tiene mayor capital político entre ellos. Las campañas políticas, sin embargo, no terminan hasta que terminan. Sanders tiene de aquí al 25 de julio (fecha de la convención demócrata) para seguir inspirando a los votantes independientes, a las minorías y a las masas de Millennials, esa generación que pueden ser sus nietos, y quienes de dejar sumida en el sofá la indiferencia para salir a votar, pueden honrar las preocupaciones de los dos abuelos y de paso enderezar este barco tan cargado a la derecha, donde últimamente tienen peso los insultos tanto como las payasadas.

Grafiti: usted puede leer una versión en español del ensayo de Stéphane Hessel en el siguiente link:

http://www.elsarbresdefahrenheit.net/documentos/obras/1506/ficheros/Indignaos_libro.pdf

* Escritor y periodista regiomontano, para comentarios: caballeror52@gmail.com

 

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