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2043 24 Febrero 2016

 

 

De Google para el Bronco
Eloy Garza González

 

Monterrey.- Hace meses, algunos empleados de la empresa Google iniciaron una revolución silenciosa en su compañía. Diseñaron una hoja de cálculo que subieron a la red interna y añadieron toda su información financiera personal: sueldos con sus respectivos descuentos impositivos, primas vacacionales, horas extras...

...compensaciones, bonos por puntualidad y buen desempeño. En menos de un día, la popularidad de esa hoja de cálculo rebasó los muros de la compañía digital y se hizo viral.

Una de las empleadas de nivel medio de Google, Erica Baker, explicó el caso en Twitter y los gerentes y altos ejecutivos de la compañía (por no decir que los propios dueños) pegaron el grito en el cielo. O más bien, en el ciberespacio: el secreto salarial, tan celosamente guardado por toda compañía que se respete, ahora está al alcance de la mano de cualquier usuario de la web.

Las ventajas de ventilar esta hoja de calculo de retribución salarial ha sido investigada por varios académicos de Harvard, quienes advierten que un alto grado de apertura y transparencia en materia de información salarial, se traduce en empleados más felices. De hecho, con esta simple hoja de cálculo se alumbró públicamente el hecho de que ciertos gerentes de división en Google se habían negado a pagar a los empleados algunos bonos que tenían bien merecidos. En pocas palabras, los dejaron en evidencia.

Ahora bien, ¿qué pasaría si en el gobierno del Estado se diseñara algo semejante? Por supuesto, los niveles salariales aparecen en la página oficial de transparencia, pero esos datos son fríos y despersonalizados. En cambio, la hoja de cálculo de Google fue una iniciativa colectiva y extraoficial: la alimentaron entre todos. Por eso funcionó tan bien. Así, los empleados de gobierno podrían comprobar con qué criterios se asignan no solo los salarios brutos, sino las compensaciones a secretarios y directores de área, cajas chicas, gastos de representación, entre otras prestaciones y lindezas del mismo tipo que vuelven asimétrico el salario total de los servidores públicos.

Este revolución corporativa, e incluso de la propia gestión pública, puede convertirse en una tendencia global. Pero como siempre, los nuevoleoneses estamos en el cabús del tren, en el ultimo vagón de la transparencia y de las buenas prácticas gubernamentales.

Aquí, en vez de innovar y ser audaces (lo que se conoce como asumir la gestión creativa), algunos líderes ciudadanos suponen que su sola presencia en la burocracia avala la transparencia del gobierno. Y no basta.

Eso deben saberlo tanto Lorenia Canavati, quien sigue en el gabinete del Bronco, o Miguel Treviño, quien renunció sin explicarnos qué y cuántas cosas innovó como Jefe de la Oficina del Gobernador.

Y es que hechos son amores y no buenas razones.

 

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