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2053 9 Marzo 2016

 

 

Luis Ernesto Miramontes
Ismael Vidales Delgado

 

Monterrey.- El viernes 30 de enero murió en su casa de San Francisco, California, víctima de cáncer de hígado y huesos a los 91 años, Carl Djerassi, considerado uno de los “padres” de la píldora anticonceptiva.
        
Djerassi era de origen judío-austriaco, hablaba con fluidez alemán, inglés y español. Desde los 16 años vivía en Nueva York junto con su madre, que llegó refugiada huyendo del régimen nazi. Desesperado por las privaciones que padecían, escribió una carta a la primera dama estadounidense, Eleanor Roosevelt, solicitando su ayuda y así consiguió una beca para continuar sus estudios.
        
Djerassi vivió 10 años en México como presidente de los Laboratorios Syntex, entre 1949 y 1959. En estos laboratorios Luis Ernesto Miramontes sintetizó, en 1951, la hormona que serviría de base para la píldora anticonceptiva.

Djerassi fue el director de tesis del joven Miramontes, quien junto con los científicos Gregory Pincus y John Rock, son considerados los “padres” de la píldora anticonceptiva.
        
Luis Ernesto Miramontes Cárdenas, es un ingeniero químico de origen nayarita que nació el 16 de marzo de 1925. Era un estudiante de 26 años cuando hizo el descubrimiento para la empresa Syntex y ese episodio le valdría para ser el único mexicano en aparecer en el Salón de la Fama de inventores de Estados Unidos, al lado de Louis Pasteur, Thomas Alva Edison, Alexander Graham Bell, entre otros científicos famosos.
        
Sobre este tema hay todo un debate sobre quién fue el verdadero creador de la píldora, por lo que el mismo Miramontes Cárdenas escribió un artículo en la Revista de la Sociedad Química de México en 2001 en el que afirma: “Yo no soy el inventor de la píldora anticonceptiva, el inventor fue el doctor Gregory Pincus, a quien conocí y me distinguió con su amistad; yo soy el descubridor del compuesto químico que originó la mencionada píldora. Algunos dicen que somos los padres de la píldora, no los inventores”.
        
La noretisterona, que fue el compuesto sintetizado por Miramontes Cárdenas el 15 de octubre de 1951, es hasta hoy uno de los ingredientes activos de los anticonceptivos orales tomados por millones de mujeres en el mundo. En 2006 fue enlistada por la revista brasileña Galileu como una de las diez sustancias químicas más importantes y revolucionarias en la historia del hombre.

Octavio Miramontes Vidal hijo del investigador, y a la vez también investigador en el Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dice que su padre, tenía una verdadera pasión por la fotografía, la cocina y por las mujeres de las que estuvo rodeado en su infancia.”
        
Agrega Octavio Miramontes. “Mi padre fue hijo de una persona que era importante en la vida política de Nayarit en esa época, pero que no lo reconoció como su hijo. Entonces eso lo marcó mucho durante toda su vida". Por ello, Miramontes estuvo siempre rodeado por las mujeres de su familia, por su madre Esther Cárdenas y por sus tías. Una de las tías María Dolores Cárdenas Aréchiga, fue una comandante en las tropas de Francisco Villa.  

Cuando acabó la Revolución se fue de profesora rural y fue ella quien educó a Luis Miramontes”. “No era para nada el macho mexicano de sus tiempos. Mi padre era muy respetuoso con las mujeres. Creo que eso es algo que los hombres adquieren cuando reciben mucho cariño cuando son niños."
        
En 1943 Luis Miramontes llegó a la Ciudad de México, con una beca para ingresar a la Escuela Nacional Preparatoria. De 1945 a 1949, hizo los estudios de Ingeniería Química en la Escuela Nacional de Ciencias Químicas de la UNAM, en su sede en Tacuba. Para 1950 ya trabajaba en los Laboratorios Syntex SA, laboratorio fundado y dirigido por un grupo de científicos extranjeros (George Rosenkranz, Emeric Somlo y Federico Lehmann) que entonces intentaban obtener una fuente de materia prima para la fabricación de hormonas a gran escala.
        
El 15 de octubre de 1951, mientras realizaba su tesis en el laboratorio de Syntex, Miramontes, junto con el director de su tesis, Carl Djerassi: sintetizaron el primer anticonceptivo oral femenino, basado en esteroides.
        
El 22 de noviembre de ese mismo año solicitaron la patente y, en marzo del año siguiente, apareció reportado el hallazgo en un artículo del Journal of the American Chemical Society.
        
En 1960, la Food and Drug Administration (FDA) aprobó la comercialización de la píldora y enseguida apareció Norlutin con el compuesto de Syntex, y casi simultáneamente Envoid, de los laboratorios Searle.
        
En una encuesta realizada en Reino Unido, la píldora anticonceptiva fue ubicada en el lugar número veinte de los inventos más importantes de la humanidad. Es la única aportación en toda la historia de la ciencia mexicana que ha recibido un reconocimiento similar.
        
Según cuenta su hijo, Luis Miramontes fue estigmatizado en su momento: “Mi mamá nos platica que en aquella época vivían en Atizapán y ahí cerca hay una población muy importante que se llama Tlalnepantla; en aquella época el párroco de ese lugar, cuando se enteró de que mi madre era la esposa del inventor, la amenazó con una excomunión”.
        
Después se mudaron a la Ciudad de México. “Y entonces en los 70 empezaron a haber algunos reconocimientos muy puntuales, me acuerdo de artículos en los años 70 que aparecieron en Excélsior, un periódico muy destacado en esa época. En televisión Manolo Fábregas fue el primero que le hizo una entrevista, me acuerdo haberla visto, todavía era en blanco y negro”, recordó Octavio Miramontes.
        
Fue en los años 80 cuando se le reconoció con el Premio Nacional de Química. En el 2001 la Secretaría de Salud y la UNAM hicieron conmemoraciones, “pero de nuevo muy puntuales, nada que haya aparecido en la prensa o la televisión”, comentó.
        
En 2004, “cuando muere mi padre, la familia llamó a un periódico de circulación nacional, les dijimos que había muerto Luis Miramontes y ellos nos contestaron que si queríamos hacer el obituario costaba tanto; entonces no estaban dispuestos a divulgar que una persona desconocida había muerto, no les interesaba, no sabían quién era”, recordó.
        
Pero Luis Miramontes pertenecía a “otra generación, él tenía una visión romántica de la ciencia y decía que lo importante era su contribución a la humanidad. Nunca quiso ser reconocido por ello, ni tampoco ganó un centavo por su invento, sólo los 10 dólares que le dieron cuando hizo el descubrimiento. En una ocasión, después de varios años, recibió una invitación de una firma de abogados de Estados Unidos diciéndole que había mucha gente haciéndose millonaria con el invento y que él podía perfectamente pelearlo. Nos mostró esa carta, pero enfrente de nosotros la rompió, porque no estaba interesado en ganar un centavo”.
        
Luis Miramontes tuvo diez hijos, cuatro hombres y seis mujeres, todos profesionistas universitarios. “Fue un padre cariñoso y sensible. Juntos, con mi madre, criaron a diez hijos todos graduados en la universidad."


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