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1072 4 Junio 2012

 

CRÓNICAS PERDIDAS
La que conoce mis vicios
Gerson Gómez

Monterrey.- Si me la haces una vez posiblemente lo repitas una segunda. Con plena impunidad. Me gritarás. Me dirás mantenido. Me correrás de la casa. Hijodeputa, así no le hablas a tu mamá ni a tus hermanas.

Y lo permitiré. La soledad es cabrona.

Tendré que dejar la comodidad del apartamento. El agua caliente. El microondas. El refrigerador. La computadora de escritorio. Bajar videos porno. Checar el mail. Buscar aventuras a toda hora. Beber en la terraza. Con el juego de tarros cerveceros que me regaló tu madre.

Santa mujer que conoce mis vicios y que poco me faltó para colocarle en un altar.

Maravillosa la vida de aprendiz de dandy.

Escritor con poca obra publicada. Sin becas ni apoyos oficiales.

Hasta cuando la ocasión lo merece, hacer el amor contigo. Sin causar prejuicios o contrariedades.

Por eso digo que lo permitiré. Pero también un día me encontrarás de malas. No te diré palabra cruel ni grosera.

Me iré sin voltear atrás. Dejando abandonada la cama y el proyecto de vida.

Ahora que llegué sin nada.

Todo lo vendí al quemar las naves. Largarme de la ciudad. Como lo hice tantas veces.

Tienen razón de lo que cuentan los mal intencionados.

Bebía mucho. Casi siempre estaba pasado.

Vagaba por las cantinas y bares del centro.

Vestido solo en interior. Gastando los ahorros de los meses de trabajo.

Creo que lo merecía.

Forjé amistades casuales.

Para seguir la fiesta a toda hora. Rentar cuartos en obra negra. Agua helada en la regadera. Despertar o dormir a pedazos. Conseguir crack. Fumarlo. Sentir las mariposas en el estómago. Enamorarme del momento.

Besarnos. Brincar. Escuchar música.

Supongo algunas de esas hermosas amistades han sido ya despachadas al otro mundo.

No se fueron por su voluntad, no cambiaron de trabajo. Murieron como lograron hacerse entender con las oportunidades.

Las ráfagas de las AK-47 y los R-15 los silenciaron.

Ahora que he vuelto a la vida sosegada y tranquila no resisto la ocasión al ser tentado por las oportunidades.

Y como me hiciste agarrar vuelo, en ese último desplante, en medio de la madrugada dije basta.

Que la obra sea mi propia vida.

Aunque quede en calidad de trapo.

En medio de este charco de agua estancada, voy a seguir garabateando.

 

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