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1072 4 Junio 2012

 

El cambio empieza en nosotros
Emiliano Sánchez

San Nicolás de los Garza.- Vivimos en un país en el que el gobierno gasta 24 mil millones de dólares en armamento desde que inició esta guerra. Yo me pregunto, ¿cuánto se gastó en crear escuelas, capacitar maestros, becar estudiantes, aumentar la capacidad de las universidades públicas, para que puedan albergar nuevos estudiantes?

Vivimos los efectos de una estrategia fallida, que no va al fondo del problema: no se han atacado los flujos financieros del crimen, no ha disminuido la producción de sustancias ilegales, no se ha tocado a los políticos involucrados con los cárteles de la droga. Sólo hay muerte, y esa la vemos todos; las consecuencias las pagamos todos.

¿Qué lleva a un niño a tomar un arma y matar? Una profunda pobreza; la peor expresión de violencia en un sistema excluyente. Hay 60 millones de pobres en México, y van alrededor de 70 mil muertos; ¿vamos a seguir matando hasta acabar con las filas de los ejércitos del crimen organizado, alimentadas por gente sin porvenir? ¿Cuándo va a acabar esta guerra?

Las instituciones públicas han perdido su autoridad ante la ciudadanía; no tienen credibilidad. El Estado no ve más por su población. Es incongruente que estemos atados a nuestras responsabilidades de ciudadano, sosteniendo a un Estado que no es capaz de proveer a su población con seguridad y empleo. ¿Por qué pagamos impuestos? El sistema tributario debería fijar sus tarifas en función al desempeño del aparato del Estado.

Tenemos que crear una nueva autoridad. La ciudadanía tiene que tomar la responsabilidad. Tenemos que plantearnos una nueva misión del ser ciudadano. Propongo cuatro cosas.

Como ciudadanos informados y conscientes de la situación en que vivimos debemos informar. Darnos a la constate tarea de transmitir la información que nos llega con el afán de tocar conciencias; que la gente que nos rodea esté al tanto de lo que acontece a nuestros alrededores, en nuestras comunidades, en el país, para que conozcan el México en el que viven.

Es necesario trabajar en conjunto para dar a conocer los distintos mecanismos de interacción con las autoridades. Debemos romper el tabú de que los que nos gobiernan son intocables y que sus decisiones son absolutas. Hay recursos legales con los que contamos para apelar por lo que nos parece injusto, o improcedente. Si la ciudadanía llega a conocer sus posibilidades frente a las autoridades y a hacer uso de ellas, el tejido social se va a reformar.

Hay que cambiar la lógica económica. Dependemos de la gran industria para comer, para divertirnos, para aprender. Esto nos separa como sociedad, despersonaliza el intercambio, que es el fundamento del entretejido social. Volteemos a ver nuevos modos de hacer economía; nuevos hábitos de consumo. Existe el trueque, existen productos elaborados localmente, existe la agricultura urbana, hay que usar nuestra creatividad para coexistir como comunidad. Esto nos hace fuertes, nos hace amigos, nos hace saber quién vive con nosotros.

Por ultimo, es tiempo de trabajar en la creación de una nueva ética mexicana; una nueva cultura del ser mexicano. Basada en la excelencia del ser, en el sentido de la comunidad, en hacer las cosas bien, sólo porque es la mejor manera de hacerlas. El cambio empieza en nosotros.

Por lo que vivimos hoy, no podemos culpar a nadie más.

Alumno del Colegio de Sociología.
Texto presentado en la “Mesa de diálogo intercolegial”, evento organizado en la Facultad de Filosofía y Letras (16 de mayo), rumbo al Encuentro sobre la Violencia en México. Testimonios, análisis y propuestas por la paz.

 

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