FRONTERA CRÓNICA
Televisa, maestra de la evasión
J. R. M. Ávila
Monterrey.- Sábado por la tarde, poco después de comer y recorrer el centro de Santiago, Nuevo León, hacemos algunas compras en Soriana y, al pagar, la cajera “se equivoca” y, sin preguntarnos, nos hace un cobro de ayuda para el Teletón. Ante el reclamo, la mujer cancela el cargo y se disculpa.
Es el primer indicio de que más tarde se llevará a cabo ese evento de despojo encubierto, esa cascada de evasión fiscal en la que terminarán reuniéndose, con derroche de chantajes sentimentales, 472 millones 556 mil 170 pesos. ¡Qué buena es Televisa! ¿Cabe la duda?
Por la noche, para evitar al omnipresente Teletón, optamos por ver la función de box entre el mexicano Juan Manuel Márquez y el filipino Manny Pacquiao. Nuestro nacionalismo se enciende al rememorar que a nuestro compatriota los jueces le han robado el triunfo en un enfrentamiento anterior.
Y ahí estamos, apoyándolo sin que nos oiga ni nos vea (no sé de qué político innombrable me acuerdo), atrapados por la emoción hasta que nos damos cuenta de que el mexicano ha ganado por nocaut y la pelea se transmite de manera diferida.
No importa, ya está cerca el final, ¿qué tantos son dos rounds? Qué manera de conectar con la derecha a Pacquiao. El hombre se desploma como si fuera un bulto y se queda ahí, tirado, ante los ojos desmesuradamente abiertos de los espectadores. Nadie atiende a Márquez, que salta eufórico, sino al filipino que está súpito en la lona.
El griterío se escucha unas casas más allá, claro, se ha hecho justicia. Los jueces ni oportunidad han tenido de robarle de nuevo el triunfo a Márquez. Pero esperen, guarden silencio que el mexicano va a decir algo: “Este triunfo es para mi familia, este triunfo es para todo México alrededor del mundo y esta victoria es para el nuevo presidente de México, dedicada para él”.
¿Escuchamos bien? ¿Qué ha sucedido? Nada, que Márquez noqueó primero a Pacquiao y después se ha noqueado a sí mismo, dedicándole el triunfo a Peña Nieto. Cualquier parecido con Salinas de Gortari y Julio César Chávez en los noventa no será mera coincidencia. Nada que celebrar. Televisor apagado. Dormimos.
Por la madrugada, en el municipio de Iturbide, Nuevo León, se estrella la avioneta en que viajan Jenny Rivera, su hermano y otros compañeros de equipo. La muerte de la cantante es capitalizada por Televisa, al grado de suspender un programa muy visto en domingo por la noche para rendirle un homenaje cuando aún no se localizan sus restos.
El lunes, a pesar de que en Nicaragua se enjuicia a 18 mexicanos por tráfico de drogas, lavado de dinero y crimen organizado, y se involucran nombres de gente que trabaja en Televisa como Amador Narcia y Joaquín López-Dóriga, la empresa televasiva calla esa noticia e interpone una cortina de humo.
Fiel a su costumbre, se evade a la hora de informar, ciclando y reciclando el milagro del Teletón y sus 472 millones 556 mil 170 pesos, el contundente triunfo de Márquez, el derrumbe literal de Pacquiao, la dedicatoria del triunfo de Márquez a Peña Nieto, el desplome de la avioneta y la muerte de Jenny Rivera. ¿Televisa implicada con el narco? ¡No inventen! Cortina de humo.
La maestra de la evasión informativa y fiscal, ataca de nuevo y a poca gente parece importarle.
