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1209 12 Diciembre 2012

 

Gajes del oficio
Eligio Coronado

Monterrey.- En Gajes del oficio*, Leticia M. Hernández Martín del Campo encuentra en el ámbito familiar el impulso creativo para sus cuentos: casi todos sus personajes son esposas, esposos, madres, padres, hermanas, hermanos, hijas e hijos.

Y los problemas a solucionar son los típicos de esta categoría: hijos que buscan a sus padres, una hija que escapa de ser vendida por su padre, una aventura extramarital, una esposa que se provoca un aborto, una madre con Alzheimer a la que nadie quiere cuidar y una ama de casa que desea ayudar a su sirvienta.

Escapan a esta tendencia tres historias: un distinguido psicólogo que revela un crimen de su época estudiantil, un piloto aviador que recuerda a otro piloto que murió en un avionazo y una muchacha que descubre a una prestigiada escritora mexicana que sobrelleva su vejez en condiciones inmundas.

Leticia (Monterrey, N.L., 1955) establece rápidamente la línea argumental de sus diez textos con un lenguaje práctico, sin más pretensión que la claridad y la consigue. En cuanto a los temas, sabe desarrollarlos con habilidad, sin adelantar pistas y sorprendiéndonos con algunos finales. Entre ellos sobresale el del texto “La receta”, donde una mujer se provoca un aborto con una pastilla recomendada por una amiga. Ese medicamento le causa una hemorragia mortal: “Nunca dirá que lo que hiciste fue una pendejada, porque según el dictamen médico, tú ni siquiera estabas embarazada” (p. 158-159). Por cierto, este cuento y otro llamado “Junta familiar” (el de la madre con Alzheimer), fueron extraídos, con algunos cambios, por la autora de su libro de narrativa anterior Seis cuentos indecorosos y dos historias verdaderas (Monterrey, N.L.: Edit. UANL. Preparatoria 16, 2002).

Otro final que sacude es el del adolescente concebido por inseminación artificial que busca a su padre biológico (“En honor a San Patricio”). Ésta es la cínica respuesta que recibe el chico de su progenitor: “Jamás me ha preocupado el destino de lo que yo ofrecí a cambio de doscientos dólares” (p. 53).

Aunque el cuento más conmovedor es “Yussavi”, una adolescente que pertenece al municipio de San José Ayuquila, en Oaxaca, lugar donde acostumbran vender a las niñas, a veces hasta “por un par de cajas de cervezas y una de refresco” (p. 134), el mejor de todos es “Entre lastimosos maullidos”, en el cual se revela la identidad de cierta venerada autora que fuera esposa de un poeta mexicano galardonado con el Premio Nobel y cuya ancianidad transcurre ahora en la podredumbre: “ojalá algún día la pobre Elena encuentre la paz” (p. 65). Obviamente, los nombres no revelados, pero sí vislumbrados son: Octavio Paz y Elena Garro.

En este cuento redondo, la historia, la estructura y el tono no permiten elucubrar lo que se oculta detrás de aquella puerta a la que la joven Catalina acude para una entrevista de trabajo. Los tintes de misterio se transforman en asco, dolor y pesadumbre: ”El desorden que veía a su paso, sumado al hedor fétido que se concentraba al avanzar, le provocaban una expresión de repugnancia, imposible de disimular” (p. 59).

Leticia M. Hernández Martín del Campo. Gajes del oficio. Monterrey, N.L.: Edit. UANL. Preparatoria 16, 2012. 168 pp.

 

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