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1243 30 Enero 2013

 

Los palacios del dúo dinámico
Hugo L. del Río

Monterrey.- La alcaldesa está descubriendo que los tránsitos viven –y muy bien, casi todos– de la mordida. Y el gober afirma que Nuevo León es un estado seguro, cuyas finanzas son administradas con honradez, eficacia y austeridad.

Vamos, el niño Medina afirma que el nuevo impuesto sobre la nómina dará a ganar dinero a las empresas.

La edil y el gobernador suben y bajan en góndolas –eso sí, separadas– en la rueda de la fortuna de la tontería químicamente pura. Ellos hablan, prometen, sonríen, y nuestra gente cae asesinada por escuadrones de sicarios que se desplazan, sin que nadie los moleste, en convoyes de diez o más camionetas.

Arellanes cayó pronto en el cenagal de sus mentiras y sus sucios compromisos. Que dizque iba a traer un destacamento de marinos para que, al mando del almirante ése, gobernaran a la ciudad. Pero no eran fusileros navales, sino civiles, a quienes la Armada adiestró durante dos o tres meses, y luego nos lo vendió.

Sospecho que estas criaturas no tendrían los tamaños de los marines a la hora de tomar por asalto Iwo Jima. Pero eso sería lo de menos: no tienen porte de armas, ni aprobaron los exámenes de confianza, según se regodeó en hacerlo saber el ubicuo e inefable Jorge Domene, pinocho tercermundista al servicio de Medina hijo, Medina padre, Natividad, o sepa dios quién.

En el palacio de cantera no hay exceso de neuronas. Bueno, tampoco en la casona de vidrio, que no cristal. Vidrio y cristal son cosas diferentes.

Lo único que se les ocurre a los sacrificados siervos de Nuevo León, harto atontados por la madriza que les asestan los empleados de la casta divina y los medios, es golpear a Arellanes, como si con ello lograran distraer la atención de sus gracejadas. Y claro, Arellanes, folclórica y vulnerable, se pone de pechito.

Monterrey, con una población de cosa de un millón, debería tener tres mil policías. Afortunadamente, sólo contamos con 700 u 800: para qué queremos más malandros a quienes les pagamos el uniforme, las armas y hasta una soldada.

Pero ah, el genio salió de la botella e inspiró a la alcaldesa: fusionar tránsito con policía. Ni aún así llegamos a los tres mil, pero nos acercamos a los dos mil.

¿Los tránsitos ahora van a ser gendarmes?, ¿saldrán a la calle con el revólver y la AR-15?, ¿nos dejarán hechos queso Gruyere si no les damos mordida?

Ya de por sí son bastante peligrosos. Armados y en funciones de gendarmes serán más temibles que los zetas. Ya no tendrán que emboscarse afuera de las cantinas. Podrán entrar a las emborrachadurías con el cartucho cortado y a ver quién dice esta boca es mía.

Y yo que, en mi ingenuidad, iba a proponerle a doña Márgara que les vendiera a los tránsitos, con facilidades de pago, las terminales para que puedan ahorrarse y ahorrarnos tiempo: en su patrulla o motocicleta podrán cobrar la mordida en dinero plástico, sin necesidad de ir al cajero automático.

Esto por lo que toca a los tránsitos. De los azules, ni hablar: aparte de asesinar estudiantes, secuestrar, guardar en las celdas a los secuestrados por los cárteles, halconear, y todo eso, ahora tendrán autoridad para robar autos, plagiar automovilistas, asaltar camiones y hasta imponer multas. Vaya solución a nuestros problemas.

No sé por qué percibo que el proyecto de fusión como que huele a brisa de mar. ¿Es idea, por así llamarla, del almirante de agua dulce y tierra firme?

Nada más un par de preguntas: ¿está Larrazabal se acuerdo con la fusión? Y, ahora que el naval controla comercio, ¿le autorizó al ex edil nuevos puestos ambulantes para la venta de quesos?

Se acaba el espacio. Sólo me resta decir que soy un hombre muy bueno y muy sano. Tanto, que le daré al dúo dinámico un consejo: no tiren dinero en la publicidad de los medios electrónicos. El Norte los seguirá madreando hasta el último día. Y aunque millones ven la TV y oyen la radio, las cuarenta o cincuenta mil personas que leen El Norte son las que forman la opinión y toman las decisiones.

Pie de página
El BMW es un excelente auto, pero cuando lo compre, recuerde que la fábrica creció durante la II Guerra gracias al trabajo de 50 mil prisioneros maltratados como esclavos y a los contratos para fabricar material bélico para el gobierno nazi.

Y tenga presente que los herederos del consorcio, actualmente valuado en unos seis mil millones de dólares, son hijos del primer matrimonio de Magda Ritschel, quien en 1931 se casó con Joseph Goebbels.

Moraleja: las grandes fortunas están manchadas de sangre.

 

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