ANÁLISIS A FONDO
60 días de expectativas
Francisco Gómez Maza

Buenas “instrucciones”, no son ninguna garantía
Momento de pasar de las palabras a los hechos

Ciudad de México.- La Luna de Miel se está acabando de arrumaco en arrumaco; de palabras melosas a una cascada de besos. El esposo se ha dedicado a prometer felicidad eterna. Y todo se le ha ido en promesas de amor.

El presidente Enrique Peña Nieto ha dedicado todos sus esfuerzos, toda su habilidad de comunicador, de político mediático, a crear en sus seguidores, que son la mayoría, buenas expectativas.

Muchos analistas del devenir político le concedieron el beneficio de la duda y le dieron 100 días para demostrar que sería el presidente que reharía el tejido social, destruido por la torpeza de los panistas.

A partir de hoy le quedan sólo 30 jornadas para que quienes le dimos los 100, quedemos convencidos de que es el hombre idóneo, el empleado perfecto, para cumplir el mandato de la población que votó por él y para desarmar a sus opositores que cada día que pasa lo vituperan e incluso lo siguen insultando.

Y la verdad es que del primero de diciembre a la fecha, el tiempo se ha ido en dar instrucciones a los miembros de su gabinete, y a los legisladores. Instrucciones para poner al día la Constitución Política, las leyes llamadas secundarias y las llamadas instituciones.

El Pacto por México, firmado al alimón con los dirigentes de la partidocracia. Don Enrique domesticó a sus más enjundiosos adversarios electorales: Gustavo Madero y Jesús Zambrano, dirigentes de la derecha y de la autodenominada izquierda. Inclusive se echó a la bolsa a diputados y senadores. Las huestes lopezobradoristas prácticamente tocaron retirada en las cámaras.

Ejemplo: Mario Di Costanzo, uno de los críticos más irracionales, fue convencido de afiliarse al equipo de gobierno (Ahora es el encargado de defender a los consumidores desde la Condusef).

La Cruzada Nacional contra el Hambre, con la que pretende alimentar a poco menos de 8 millones de personas que padecen desnutrición crónica, acaba de ser anunciada en Chiapas, uno de los más lacerantes iconos de la pobreza, la miseria y la indigencia. Y ha sido replicado en otros estados del país.

Ayer, el presidente Peña Nieto convocó a la comunidad científica a adherirse a los trabajos de la Comisión Intersecretarial de Cambio Climático, y también instruyó a los encargados de ese sector a trabajar para prevenir el desastre ecológico por la inconciencia de muchos y la irresponsabilidad de otros en esa diabólica tarea de destruir la naturaleza.

Espléndido por haberse desistido de la controversia constitucional introducida por Calderón contra la Ley General de Víctimas, que fue muy bien recibida por las organizaciones defensoras de los derechos humanos, consuetudinariamente críticas.

La integración del Paquete Económico 2013, el Presupuesto de Egresos y la Ley de Ingresos, destacando la partida presupuestal de las personas mayores de 65 años, pie de casa de lo que será el Sistema de Seguridad Social Universal, fue aplaudida.

Quedó escriturado el Programa de Prevención del Delito. Lo que ha cambiado es la estrategia mediática. La PGR, Seguridad Pública y Fuerzas Armadas han disminuido el flujo de información de las campañas policiales y militares contra el crimen, pero la intensidad de la fiereza criminal ha crecido.

Muchas acciones en el papel, pero aún no hay obra física. ¿O aún no es tiempo?

Prometió la construcción de un tren en la península de Yucatán, para detonar el turismo, y a los regiomontanos, la de una tercera línea del tren metropolitano. No se ve a los ingenieros trazando por lo menos la ruta del ferrocarril. Pareciera que no hay recursos financieros.

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