Suscribete
 
1243 30 Enero 2013

 

MALDITOS HIPSTERS
Descuidamos la lectura
Luis Valdez

Monterrey.- En estos tiempos la gente prefiere ir al cine, ver la tv, masturbarse o jugar videojuegos, antes que leer. Llegan al punto de leer sólo cuando no se dan cuenta que están leyendo. ¿Es que acaso le tenemos miedo a la lectura?, ¿la consideramos un esfuerzo  que podemos evitar?

Un primo me decía que no le gustaba leer porque le daba
sueño. Incluso le sacaba la vuelta a los cómics. Pero bien que iba al cine a chutarse las películas de acción, aunque tuviera que estar leyendo durante hora y media.

Otros leen los anuncios clasificados para adultos, las revistas de
vaqueros, las de Corín Tellado o las secciones de consultorios
sentimentales. Periódicos como El Metro, El Extra o El Sol,se venden mucho más que las ediciones matutinas. He descubierto a tipos leyendo en el camión la nota roja, desde Diego Santoy, hasta la manera en que descubrieron los cadáveres de los Kombo Kolombia.

Es decir, si nos interesa lo leemos y ni cuenta nos damos de qué estamos leyendo. No nos interesa la ortografía ni la sintaxis, sólo es una nota morbosa.

Pero si leyeran al Marqués de Sade, a Bataille, a Anais Nïn, hay lecturas para todo. No sólo hay Los de abajo, La Odisea y El llano en llamas. Si lo toman como lectura aburrida, para otros no será así.

Algunos prefieren las historias románticas y otros las de horror. Sé
que no estoy descubriendo el hilo negro, pero lo impresionante es que en algún momento de nuestras vidas comenzamos a descuidar nuestras lecturas. Y algo más grave todavía: comenzamos a descuidar las lecturas de los demás.

No me considero un maestro. Sí un promotor de la lectura que cambiará el mundo para bien. Lo más seguro es que mis actos resulten intrascendentes, pero ¿en dónde está nuestra percepción de las lecturas de los demás?, ¿podemos, en determinado momento, jugar a que somos asesores de la lectura?

La mayoría de los promotores de la lectura tienen intereses propios. Son escritores que en algún momento esperan que los lean, o políticos culturales que quieren meter las garras en alguna oficina, o actores que quieren darse a conocer, o maestros que pretenden encontrar títulos para manejar en su siguiente tesis que se irá a escalafón y le hará ganar más dinero.

No todos los promotores son malos. Algunos sí están preocupados. Algunos saben que esto se trata de motivar y permanecer motivados, en un país donde las mayores figuras públicas desdeñan el gusto por leer y sus propiedades socioculturales. Leer es sano en un país donde nuestros dirigentes son insanos.

Yo al menos me siento bien por ese alumno de prepa al que le regalé el libro de Justine o las desventuras de la virtud, y se lo chutó en una
semana. No estuvo nada mal para empezar.

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 


15diario.com