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1257 19 Febrero 2013

 

Mundos paralelos
Nora Elsa Valdez

Monterrey.- El Ejército Zapatista de Liberación Nacional publicó el pasado 30 de diciembre del 2012, un comunicado en el que informa que la lucha por los derechos de los indígenas sigue vigente desde que inició hace 19 años. Que siguen allí, que nunca se han ido, ni dejado de luchar, aunque ahora lo hacen de manera pacífica, y aunque los noticieros no hablen de ellos, para hacernos creer que su lucha no existe.

El comunicado se puede leer en esta liga:
http://analisisafondo.blogspot.mx/2012/12/ezln-seguira-nuestra-distancia-critica.html#!/2012/12/ezln-seguira-nuestra-distancia-critica.html

Yo creo que este comunicado ha sido escrito por los indígenas de nuestro país, aunque está firmado por el Subcomandante Marcos. Los indígenas de México son nuestros ancestros, nuestros hermanos. De manera valiente, y unidos a todos los pueblos originarios de América y del mundo, como en la película Avatar, han declarado la guerra a los mercenarios que se han apoderado de todos los puestos de poder en el mundo, y que quieren también apoderarse de nuestro querido México, de nuestra casa.

También pienso que Marcos es un valiente que ha prestado su firma a ese comunicado, para que nuestros indígenas sean escuchados y tomados en cuenta por todos los que tenemos los ojos vendados y no los vemos debido al lavado de cerebro de aquéllos invasores que, desde la conquista, han tratado de desaparecerlos y hacerlos invisibles. No quieren que sepamos que los indígenas son los verdaderos dueños de México, sus tierras y sus riquezas, ni que nos enteremos de que nosotros somos sus descendientes y herederos.

Nos han lavado el cerebro para que despreciemos a los indígenas y no hemos entendido que al despreciarlos, nos despreciamos a nosotros mismos. Somos como la Cenicienta del cuento, a quien le hicieron creer que tenía que trabajar y vivir como pordiosera porque le ocultaron que era hija de un rey. Estamos sirviendo como pordioseros a una raza de víboras, siendo los herederos de una cultura de reyes verdaderos, y de un Reino que ha sido siempre muy codiciado.

¿Despertaremos por fin para unirnos a la lucha de nuestros indígenas, que debería ser nuestra lucha?, ¿veremos por fin que estamos en la cancha jugando en el equipo equivocado, en el de las víboras que son nuestras enemigas?, ¿se nos caerá por fin la venda de los ojos para ver la hermosa realidad de que somos hijos de reyes, como Cenicienta?, ¿de los 112 millones de mexicanos, sólo uno, el Subcomandante Marcos, está despierto para apoyar la lucha de liberación de nuestro país, de nuestro pueblo, de nosotros mismos?, ¿los que dicen que Marcos es un perro del mal, son las víboras de siempre queriendo engañarnos de nuevo?

Tenemos ante nosotros dos mundos paralelos. Hemos conocido, vivido y sufrido en el mundo del miedo, del egoísmo, del odio, de la separación, del oropel, de las apariencias, del dinero de papel, de la hipocresía, de la avaricia, del engaño, del sufrimiento, de la pobreza, de la maldad, del dolor y de la dominación de los extranjeros que por siglos nos han explotado y arrojado migajas como a mendigos. Este es el mundo de las víboras.

Pero no sabíamos que existe otro mundo. El mundo del amor, de la paz, de la armonía, de la ayuda mutua, del respeto a la vida, de la solidaridad comunitaria, de los valores, de la riqueza del corazón. Este es el mundo de nuestros hermanos indígenas y es el mundo al que verdaderamente pertenecemos.

Somos hijos de reyes, como la Cenicienta, y la realeza está en nuestros pueblos originarios, en nuestras razas indígenas de México, de América y del mundo. Necesitamos honrar y hacer justicia a nuestros hermanos indígenas, y recuperar nuestro reino, nuestra casa, ahora infestada de víboras.

Las víboras, los depredadores que matan por las riquezas materiales, como en la película Avatar, no pertenecen a este mundo de realeza y empezarán a ser descubiertos y expulsados por la Madre Tierra, que ya no los tolerará más porque ha llegado el tiempo de una nueva vida. No más muerte. Las víboras serán vistas por todos, pues ya ha llegado la luz y no encontrarán oscuridad dónde esconderse.

Transformar nuestro mundo en un lugar de paz, amor, justicia y dignidad no depende de Javier Sicilia, ni de López Obrador, ni de nadie. Depende de cada uno de nosotros, porque la paz y el amor son tesoros del corazón y están dentro de cada uno, no afuera, como el dinero y las riquezas materiales, que son los ilusorios tesoros de la mente.

No necesitamos hacer ninguna guerra para matar a los malos, porque entonces nos volveríamos como ellos. Sólo necesitamos un cambio de consciencia. Cuando los 112 millones de mexicanos entendamos que debemos salir del campo equivocado, del campo enemigo de las víboras, y nos pasemos al lado correcto, el nuestro y de nuestros pueblos indígenas, todo se resolverá. Con sólo cambiar nuestra consciencia para entender esta verdad y hacer lo correcto, habremos pasado del mundo del miedo, el odio y la muerte, al mundo del amor.

Los indígenas, esos desconocidos, han vivido siempre en ese mundo paralelo del amor que anhelamos, y en estos momentos han vuelto a unirse a nivel mundial y no nos necesitan. Somos nosotros, los que hemos vivido 500 años en el error, los que los necesitamos a ellos.

 

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