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1293 10 Abril 2013

 

MALDITOS HIPSTERS
Santiago no es un Ave Fénix
Luis Valdez

Monterrey.- La campaña de nuestros políticos está funcionando: ya no hay en la tv tantas noticias sobre la violencia. La gente se lo ha creído y ahora salen a la presa los fines de semana. No se imaginan cuerpos decapitados a menos de un kilómetro.

Municipios como Santiago pueden estar bonitos aunque su Cola de caballo “ahora tiene más finta de rabo de burra”, los domingos pueden ser buenos días para salir de la ciudad a echarse unas cervezas y hacer carne asada, o pasear a caballo. Pero miren bien la presa, es un charco de agua sucia (no una playa) y ciertamente hay poca agua.

Pero la gente se ve animosa. Se siente más segura y los comerciantes obvio que están felices. Hacía dos años que en los Cavazos no vendían tanto. No es que la unión de comerciantes y microempresarios hayan pagado a los medios para que dejaran de echarle aire a las noticias de ejecutados en la carretera nacional. No hizo falta invertirle (como lo hizo Natividad en los tiempos del Fórum de las Culturas) porque el proyecto mediático va más allá de lo local, con las apariciones diarias del gober Medina en los noticieros con su pose de “pasaba por aquí y de una vez les cuento algo”.

No. El proyecto es cambiar la imagen de la presidencia ahora que hay otros colores. Demostrar (con su respectiva cortina de humo) que los priistas sí que pueden cambiar las cosas en cuanto a inseguridad se refiere. Llegar a arreglos, repartir territorios, pagar moches o hacerse de la vista gorda. Algo con lo que el PAN claramente no supo lidiar. Los del PRI tienen su colmillo, claro. Y antes de ponerse a trabajar hay que limpiar los noticieros (lo del contenido de la tv ya es otro rollo).

Puede verse que Santiago es un lindo municipio de gente trabajadora (y lo es y lo son), pero si están resurgiendo de sus cenizas, es sólo desde el punto de vista económico. En lo personal no me atrevería a desayunar con un alcalde de ese municipio sin el temor a que arrojaran una bomba o entrara un comando armado al restaurante y soltara ráfaga. Es decir, si entrara un político al restaurante donde yo estoy tranquilamente con mi familia, exigiría que sacaran en el acto al político ese. ¿Por qué? Porque no creo en los milagros de un nuevo gabinete presidencial.

 

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