HORIZONTE CIUDADANO
Los derechos primero
Rosa Esther Beltrán
Saltillo.- Podemos considerar como una feliz coyuntura que el día de los derechos humanos y a 65 años de que fueron promulgados por la ONU, haya coincidido con las honras fúnebres de Nelson Mandela en donde se dieron cita los altos mandatarios de varios países, incluido el de México.
En el homenaje celebrado en Johannesburgo, los presidentes del mundo y líderes de organizaciones civiles hicieron público su reconocimiento a Nelson Mandela como un gigante de la historia, como símbolo supremo de la lucha por el respeto a la dignidad humana y la consagración inclaudicable a la lucha por la libertad y la justicia, por la abolición de la esclavitud y contra la segregación racial.
La vida de Mandela nos hereda un mensaje que nos ilumina, él nos enseñó el poder que tienen las ideas, la importancia de razonar para poder impulsar los ideales y valores de la democracia porque identificó y comprendió los lazos que unen al espíritu humano para aprender a actuar en nombre de la justicia y de la paz.
Los africanos llaman a Mandela padre, porque representa los valores de ese continente, valores de solidaridad, de servicio, de igualdad, de valentía, de compromiso, que son la fuerza dinámica que da vida al poder pluriracial.
Ante esto, en este aniversario es importante tener a la vista la situación de los derechos humanos en México.
En su primer año de gobierno, Peña Nieto carga múltiples reclamos en materia de Derechos Humanos (DH), algunos son heredados de la administración calderonista y van desde recomendaciones de Naciones Unidas hasta sentencias de organismos internacionales.
En 2012, el Estado mexicano recibió varias observaciones de Comité de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer, entre las que destacan la desaparición forzada y la trata de personas, y algunas no han sido cumplidas.
Igualmente, en el Examen Periódico Universal (EPU) y en la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer, ambos organismos consideraron que en México se violan las garantías humanitarias de las mujeres, y que por ello es necesario tomar medidas para aniquilar esa situación.
Los organismos piden que se promuevan políticas para proteger a las mujeres víctimas de violencia sexual o agresiones, así como apoyar y proteger a quienes se afanan por eliminar la violencia contra las mujeres, incluidas las defensoras de DH ocupadas en la cuestión, ya que se ven particularmente expuestas a amenaza de violencia.
Por otra, parte, Human Rights Watch (HRW) envió una carta a Peña Nieto en la que le reclama la ausencia de una política efectiva en materia de derechos humanos ya que según la organización, no ha habido avances en la investigación de los abusos del pasado y continúan produciéndose violaciones graves en el presente.
La denuncia de HRW se centra principalmente en las acciones de policías y militares quienes por sistema torturan a los detenidos con patadas, asfixia y toques eléctricos (Encuesta a Población Interna de los Centros Federales de Readaptación Social del CIDE de 2012).
Por su parte, Amnistía Internacional (AI) y otras organizaciones, a causa de los allanamientos, detenciones arbitrarias, asesinatos y desapariciones sufridos por defensoras de Derechos Humanos y periodistas en México, exhortaron al gobierno federal a garantizar el funcionamiento del Mecanismo para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas. Un lamentable ejemplo: en Zacatecas, desde la tarde del 7 de diciembre, Zoila Márquez Chiu, periodista del portal de Línea Informativa, fue reportada desaparecida. Con ella suman 3 los periodistas desaparecidos este año.
En los primeros 11 meses del gobierno de Enrique Peña Nieto, se registraron 19 mil 16 ejecuciones, un número más alto que durante el último año de la administración calderonista, pero según el gobierno la inseguridad en el país va a la baja, es la política de desinformación.
Como puede verse, cada paso favorable a la dignidad humana, requiere voltear a ver cómo se tuercen los caminos del poder para desviar las conquistas históricas.
Por eso, la ruta del respeto y la vivencia de los derechos humanos es todavía muy larga.
