Suscribete
 
1468 11 Diciembre 2013

 

EN LAS NUBES
Hablemos bien
Carlos Ravelo Galindo

Ciudad de México.- Educación pública, la SEP, distribuyó en el sexenio pasado 238 millones de libros de texto gratuitos, en donde se identificaron  errores ortográficos de sintaxis o yerros científicos. Ciento diecisiete dislates que se corregirían con el auxilio de la Academia Mexicana de la Lengua. A la fecha, seguimos igual, mejor dicho, peor.

Todo tiene su razón. No sólo el gobierno, sino nosotros mismos.  Veamos el motivo: “Du yu espic ingliss”. Claro que es lo que más gusta pronunciar para presumir nuestros conocimientos. La razón es  “very” simple: porque lo hemos permitido, es el uso cotidiano de los absurdos.

Desde que las insignias se llaman pins, las comidas frías lunchs, y a las amistades wey, este país no es el mismo: ahora es mucho, muchísimo más moderno. Antaño, los empresarios hacían negocios en vez de business, y los obreros, tan ordenados ellos, sacaban la lonchera al mediodía en vez del tupper-ware. En el colegio, se hacía gimnasia y no aerobics. Nadie es realmente moderno si no dice cada día cien palabras en inglés. Las cosas, en otro idioma, nos suenan mucho mejor.

Evidentemente, no es lo mismo decir tocino que bacon, aunque tengan la misma grasa, ni vestíbulo que hall, ni inconveniente que handicap. Desde ese punto de vista, somos modernísimos. Ya no decimos bizcocho, sino plum-cake, ni tenemos sentimientos, sino feelings. Sacamos tickets, compramos compacts, comemos sandwiches, vamos al pub, practicamos el rappel y el rafting.

Esos cambios de lenguaje han influido en nuestras costumbres, pero no han mejorado mucho nuestro aspecto.  La juventud moderna ya no corre, porque correr es de cobardes; pero hace footing; no estudia, pero hace masters. Como nunca consigue estacionar su vehículo, siempre encuentra un parking. El mercado ahora es el marketing; el autoservicio, el self-service; el escalafón, el ranking y el representante, el manager.

Para ser ricos del todo, y quitarnos el complejo tercermundista que tuvimos en otros tiempos, sólo nos queda decir con acento enérgico la única palabra que el español ha exportado al mundo: la palabra siesta.

Antes de releerlo no sabía si tenía stress o es que estaba hasta la madre, palabra.

carlosravelogalindo@yahoo.com.mx

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com