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1498 22 Enero 2014

 

145 años del estado de Hidalgo
Pablo Vargas González

Pachuca.- Este año la entidad llega a su 145 aniversario, cumplido el pasado 16 de enero, aunque la nota importante es que Plaza Juárez realizó un sondeo donde gran parte de la población desconoce la efeméride. Por ello es importante recobrar el pasado, pero fundamentalmente para analizar críticamente el presente y mirar hacia el futuro.

Creado el 16 de enero de 1869, en la época en que el país vivía condiciones de fragilidad y precariedad política en tiempo del presidente Juárez, quien hizo esfuerzos mayúsculos por organizar la república liberal y evitar el caos y la autarquía.

Cuando se constituyó el estado de Hidalgo, México apenas dejaba  de ser un territorio de súbditos, con derechos políticos restringidos, que sólo ejercían las élites y donde el voto y los procesos electorales  aún no se practicaban completamente, a pesar de estar ya establecidos en la Constitución federal de 1857. Luego del primer gobernador provisional, Juan C. Doria, y el primer gobernante constitucional, Antonio Tagle, en 1870 a la actualidad, con Francisco Olvera Ruiz en 2010, la entidad ha tenido 31 gobernadores electos en comicios constitucionales.

Los rasgos y perfiles socioeconómicos y políticos del estado se deben encontrar en su origen histórico. El predominio del poder económico (terratenientes, hacendados, rancheros y dueños de minas)  en el siglo XIX fue decisivo en las regiones rurales hidalguenses, junto a ellos y bajo su yugo una masa abundante y desposeída de campesinos e indígenas quiénes no tenían derechos políticos.

Las condiciones de incomunicación, donde florecieron los regionalismos, el analfabetismo y pobreza absoluta fueron elementos que contextualizaron hasta bien entrado el siglo XX la vida política de la mayoría de hidalguenses. Las elites se negaron sistemáticamente al cambio social.

La formación de estructuras políticas fue otro rasgo característico que se derivó a partir de la llegada de Porfirio Díaz al poder en 1876, y de su larga permanencia en el gobierno. Con el Plan de Tuxtepec  llegaron al poder en el estado de Hidalgo grupos de ideología republicana y liberal como Rafael Cravioto Moreno, quién no pudo sustraerse a las formas políticas dominantes de la época, y conformó un largo control político iniciando la era del caciquismo y caudillismo local. Los hidalguenses supeditados, no conocerían los derechos políticos plenos hasta después de la Revolución mexicana y el inicio de la etapa constitucionalista de 1917.

En la etapa de 1917 a 1929, los grupos políticos emanados de la Revolución mexicana, se enfrascaron en una fuerte pugna por el control político de la entidad, de la misma manera que aconteció en todo el país. Desde la gubernatura de Nicolás Flores hasta la elección de Bartolomé Vargas Lugo, pasando por Amado Azuara y Matías Rodríguez, las rivalidades políticas no sólo se dieron en el campo de las ideas, sino principalmente a punta de balazos y donde la violencia política era auspiciada por la lucha faccionalista y los cacicazgos regionales. Ante la dispersión de grupos políticos y la extensión de pequeños “partidos locales”, en medio de la crisis ocasionada por el magnicidio del reelecto Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles convocó a la “unidad revolucionaria” y la formación del Partido Nacional Revolucionario (PNR), antecedente del PRI , y con ello se establece uno de los pilares del sistema político mexicano.

Durante todo el siglo XX se vivió un sistema de partido único, que en México permaneció hasta el año 2000, en que sobre todo en los últimos años se fue renunciando a las políticas sociales emanadas de la revolución mexicana y ha “importar” y copiar modelos que impactaron fuertemente las condiciones sociales.

En 2014 Hidalgo llega en medio de incertidumbre con cambios gubernamentales que modifican rasgos del régimen político y parámetros de conducta. En el inicio del siglo XXI están aún por definirse los derroteros, y en esto la entidad y sus habitantes tienen mucho que decir y hacer para salir del marasmo secular y del subdesarrollo que lastima.  Se debe recuperar la memoria histórica para aprender y corregir. Un pueblo que olvida, que no tiene conciencia, está condenado a repetir los errores. Es el turno de la sociedad civil y de los ciudadanos.

 

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