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2022 26 Enero 2016

 

 

PRD, entre Chuchos y mapaches
Pablo Vargas González

 

Pachuca.- Mientras la cúpula del PRD discutía sesudamente con quién haría alianzas en las elecciones locales de 2016, en apoyo de estrategias que benefician al PRI o al PAN, en Hidalgo se cocinaban dos candidaturas...

...que no dejan lugar a dudas la desviación y el extravío que ha sufrido a lo largo de los años este partido de “izquierda” en esta entidad.

La ruta para una coalición opositora incluye que el PRD y el PAN realizaran procesos internos de selección, pero los intereses personales descarrilaron una gran alianza.
                 
Cuando se conforma el partido del “sol azteca” en Hidalgo, en 1989, aglutinando diversas expresiones de centro izquierda y activistas provenientes de movimientos sociales que creyeron en la construcción de un espacio alternativo, ya una facción se había hecho dominante, la proveniente de la cultura política clientelar y oportunista, con una línea siempre dependiente del gobierno y del presidencialismo, siendo su líder máximo Rafael Aguilar Talamantes, padre ideológico de los actuales “Chuchos”, alumnos más recalcitrantes de pactar y negociar con el PRI-Gobierno a espaldas de los ciudadanos.
         
Con Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo posicionó una corriente electoral que se fue extendiendo a lo largo de los 84 municipios, mientras la fracción dominante del Partido Socialista de los Trabajadores (PST antecedente del PFCRN) se fue adueñando del aparato directivo y de los comités municipales, desplazando a las demás agrupaciones, con lujo de fuerza y manipulación de asambleas y congresos. En los cargos y candidaturas solo quedaban los provenientes del talamantismo y los que llegaron de la corriente crítica tránsfuga del PRI, otro puñado de oportunistas.
             
Pero fue la elección de gobernador de 1999 cuando el PRD en Hidalgo da un giro hacía la imparable descomposición. En un esfuerzo de negociación de una candidatura opositora se presentó la candidatura del periodista Miguel Ángel Granados Chapa, sin embargo la división interna del PRI obligó a que José Guadarrama Márquez se saliera de su partido y buscara la candidatura del PRD-PT, y entonces buena parte de la directiva dominada por Los Chuchos intentaron sabotear la campaña en marcha, y los resultados son negativos debido a las distintas directrices.
                
Posteriormente Guadarrama conforma un frente electoral y los Chuchos en el nivel local ven una oportunidad de sumar fuerzas y seguir ocupando cargos de representación popular, y como un gran Caballo de Troya los líderes (Francisco Ortega, Isidro Pedraza y Luciano Cornejo) lo meten al PRD como una gran conquista. Sin embargo, su entrada es como una manzana podrida en una canasta de fruta en proceso de descomposición.
                 
Esas dos fuerzas se hacen dominantes en el PRD, el frente guadarramista y la corriente dominante en el país “Nueva izquierda” controlada por los “chuchos” talamantistas en Hidalgo, que se alternan en los puestos de dirección, candidaturas y cargos. En la elección de gobernador de 2005 lanzan a Guadarrama Márquez y pierde por más de 20 puntos. Empero con la campaña presidencial de 2006, con el efecto López Obrador (AMLO) cuando se hablaba de “candidaturas y redes ciudadanas” se impone a Guadarrama que llega al Senado, nada menos con el voto popular.
              
La presencia de Guadarrama como operador electoral en el PRI, de los viejos mapaches es cobijado por el CEN del PRD de los Chuchos, y ha llegado a ser “estratega político”. Por otra parte, uno de los Chuchos locales, Francisco Ortega Sánchez es cooptado por el gobernador Osorio Chong y lo convierte desde 2006 al 2015 en secretario general del Instituto Electoral de Hidalgo (IEEH), y en el estratega electoral de dos gobernadores. Ahora reaparece Francisco Ortega como coordinador del precandidato Isidro Pedraza.
                  
En esa mescolanza de Chuchos y mapaches se encuentra la selección de candidatos en el PRD. Lo que hoy se ve, nada tiene que ver con el origen del PRD. La destrucción y desaprovechamiento del legado de las luchas de movimientos sociales de los ochenta y luego las electorales en los noventa, aunado al desastre interno de oportunismo y corrupción, es patente. Dan lo mismo, son candidaturas vacías que no representan a ningún sector de la sociedad.

 

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