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2038 17 Febrero 2016

 

 

Todo lo que no debe ser
Hugo L. del Río

 

Monterrey.- Los publirrelacionistas del gobierno de Nuevo León son un reflejo de la incompetencia y ñoñería de la administración. Fieles discípulos de la vieja escuela, nos ven a los gobernados como débiles mentales. El broncovideo que divulgaron hace días es un ejemplo de todo lo que no debe ser un mensaje político. El montaje, más que ridículo, es patético.

Las “reclusas”, frescachonas, sanas, limpias, con sus uniformes bien planchados y todo eso, llenas de fe y optimismo se deshacen en elogios hacia la gobernación de esta pobre entidad. Uno se queda con tantas dudas. Para empezar: ¿son, realmente, internas, o aspirantes a trabajar con Chavana? Las escuchamos sin querer dar crédito a sus mensajes. La corrupción y la violencia del Topo Chico “son cosas del pasado”. Todo “está muy bien”. La vida en la penitenciaria es modelo de perfección. No es una prisión: es un paraíso.

En tres que cuatro días, gracias a las artes y la magia de la mercadotecnia, desapareció la podredumbre que provocó la matanza. La culpa, claro, las tenemos los periodistas. Lo que difunden los medios “es mentira”. El reclusorio es un hotel de lujo en zona exclusiva del litoral maya. La comida es excelente: los cocineros, con tapabocas y toda la cosa, menean kilos y kilos de ricos alimentos en ollas panzudas. En las mesas donde las mujeres presas (?) ingieren sus alimentos en elación, como decían los clásicos, uno observa el cariño que los gobernantes dispensan a la población penitenciaria.

Se les distribuyen botellas de agua purificada. ¿Prisioneros privilegiados? ¿Qué será eso? Nunca hubo lujos. Si ni siquiera hay alberca. Y qué decir de los atléticos y corteses muchachotes y muchachotas de la llamada fuerza civil. Son condes y barones de la realeza británica. Bueno, lo que daría uno por vivir en ese palacio de aliño y abundancia.

Vamos a acabar por darle la razón a Gregorio Martínez. Si es que sobrevivimos al sexenio.

Ignoro quién es el autor de este infomercial. Sea quien fuere, en comparación con él Juan Orol y Ed Wood son una mezcla de Federico Fellini y Stanley Kubrik.

Una pobre muchacha, locutora ella, hace la ingrata tarea de narrar las bondades del nuevo Topo Chico. Llámase que se llama Maricruz o María de la Cruz Gutiérrez.

Hay que comer tres veces al día.  

hugo1857@outlook.com

 

 

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