Suscribete

 
2038 17 Febrero 2016

 

 

¿A quién le temen?
Samuel Schmidt

 

Ciudad Juárez.- La doctrina de seguridad israelí, al parecer la más avanzada del planeta, sostiene que si alguien está dispuesto a cambiar su vida por la del otro, seguro lo mata y qué mejor prueba que el asesinato de Rabin.

Las medidas de seguridad que se establecen, tienen la función de desanimar los atentados, pero tal vez no de evitarlos, ahí están las torres gemelas de Nueva York y los muertos por terrorismo en Estados Unidos aunque te quiten los zapatos en los aeropuertos. Un factor que debe limitar la acción de protección debe ser la molestia que se le genera a la sociedad, aunque este es un tema que se le da mal a los gobiernos.

Las fuerzas de seguridad y de inteligencia, para cumplir su función con eficiencia, deben tener información sobre los interesados en atentar contra la vida de la persona protegida, de otra manera están dando palos de ciego y con frecuencia la liebre brinca dónde menos la esperan.

En el caso de jefes de Estado, a juzgar por las extremas medidas de seguridad para protegerlos, al parecer deben ser muchos los interesados en matarlos. Lo que es un verdadero enigma: ¿por qué tienen tantos enemigos aquellos que fueron escogidos para gobernar? Si son tan odiados, se confirma la tesis de que con frecuencia los malos fueron electos para evitar que lo fueran los peores. Y si son tan malos, no falta quién los odia. ¿Pero será hasta el grado de intercambiar vidas?

Ahora que con las nuevas tecnologías de la muerte y el asesinato, no es difícil eliminar a alguien si se quiere hacer.

En el caso de líderes religiosos, que se supone son los portadores de la verdad divina y llevan mensajes de paz, ¿quién querría matarlos? A menos que sigan con esa vieja historia de matarse entre ellos para ver quién es el poseedor de la única y definitiva verdad, la que después de una guerra sangrienta y despiadada, como son todas las guerras por la verdad, será reemplazada por una nueva verdad y así hasta el final de los días y de los dioses.

La visita del Papa a México se ha cubierto con una seguridad desmedida, que no se le otorga a ningún jefe de Estado y eso que el aclaró que su visita es pastoral. Me pregunto ¿si igual tratarán al Dalai Lama, al gran Rabino de Jerusalém, o a un Allamah islámico? Considerando que México es un estado laico, aunque muy desigual, lo menos que se podría hacer es tratar de la misma manera a los líderes de todas las religiones, ya ven los maltratos que le infligen al Dalai Lama, si se trata de una democracia. Todos deben tener la misma oportunidad para levantar las carretadas de dinero que se lleva el Vaticano. Aunque no viene mucho al caso, ¿cuándo se volverá la iglesia católica a Jerusalém, de dónde salió esa religión?

Francisco Bergoglio llegó pastoralmente a México para acercarse a sus feligreses, sin embargo, ha estado inmerso en una burbuja de seguridad impresionante que lo aleja de los feligreses. ¿Qué sentirá al verse rodeado de militares? De esos que han desaparecido a miles de mexicanos. Aunque a él al parecer eso de la desaparición no le preocupa mucho; colaboró con la dictadura militar argentina, permitió que dos curas fueran torturados por los militares, a esos que honró con un doctorado honoris causa por una universidad que controlaba, y debido a esa alianza siniestra, se opuso a la anulación de las leyes de impunidad, mientras llamaba a la “reconciliación nacional” con los genocidas de la dictadura. No hay que sorprenderse que se rehusara a reunirse con los familiares de los 43, porque en su credo se encuentra no censurar a militares, ni a los gobiernos. Es absolutamente irrelevante que soltara un par de palabrejas contra la corrupción, mientras se toma fotos con el (des)gobernador Duarte, cuyo gobierno ha visto bañarse de sangre Veracruz.  Igual se cuidó muy bien de no reunirse con las víctimas de la pederastia de sus curas. Aunque haga alguna declaración sobre el tema, la iglesia sigue manejando el abuso sexual como “enfermedad”. Es recomendable la película de Pablo Larraín El Club, que aborda el tema con mucha inteligencia.

Francisco es un gran demagogo y personifica los muchos abusos que su iglesia y su verdad, han cometido contra la humanidad. Podemos contar desde las cruzadas hasta esas conexiones perversas con las dictaduras –que incluye a los nazis-, pasando por la inquisición que masacró a “los infieles” para robarles sus posesiones, metodología que sería seguida por los nazis, al parecer estas mañas se aprenden pronto. Todo en nombre de la única y verdadera verdad.

Pensándolo bien, ahí están los agravios a los que le temen.

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com