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2074 7 Abril 2016

 

 

COTIDIANAS
Te reclamo, Señor Creador
Margarita Hernández Contreras

 

Para Carlos Fernando

Dallas.- Hay días como hoy en que esas cosas que me motivan al optimismo o a la rabia no me sirven. Tenemos desvencijado este noble y hermoso planeta; tenemos tan jodida la humanidad con hambruna, injusticia y necesidad. Los que detentan el poder son tan indolentes, indiferentes y valemadristas que me tienen aquí con el alma partida.

Bajo el presupuesto de que exista un Creador de todo lo habido y por haber:

¿Qué cuentas le podemos rendir?

¿Qué le podemos decir de lo que llevamos hecho con el planeta y lo pobre de nuestro desempeño a través de los siglos?

Bajo el presupuesto del Creador como nos lo enseña el cristianismo:

¿Le reclamamos por el desmadre que nos ha permitido hacer?

¿Por la prepotencia con que destruimos?

¿Le exigimos que nos explique tanta porquería y negligencia?

¿Le contamos que eso de amarnos los unos a los otros es un imposible que da risa?

¿Le contamos que nos pintamos solos para las mentiras, el engaño, la avaricia, el fraude?

¿Le decimos que mandó a su Unigénito a salvarnos y le preguntamos que si acaso no nos conoce mejor?

¿Que renunciamos a nuestra inteligencia y nos dedicamos a las guerras, arrasando con vidas y creaciones?

¿Que por lo visto no hemos aprendido de su colección de libros ni de nuestro pasado?

¿Que si acaso no sabía que íbamos a acabar con todas las gracias, bendiciones y dones que nos dio?

¿Que iba a haber millones de seres humanos que sufrirían de hambre, sed y educación, que carecerían de lo elemental, mientras que otros nos revolcamos en el relativo exceso y no hemos encontrado la forma de remediarlo y que nos conformamos con decir ‘pos ni modo’?

¿Que millones de niños sufrirían por falta de amor y de cuidados?

¿Que hay hombres que golpean a mujeres y (sí) también viceversa, aunque nos parezca imposible?

¿Que el mundo de los estupefacientes es un universo que corrompe, destruye y divide?

¿Que encontramos formas de justificar y explicar las más ruines adicciones?

¿Le decimos que no espere que le devolvamos su planeta azul como nos lo dio porque ese que pudo ser un paraíso ya no existe porque en vorágines lo vamos depredando?

¿Que vamos acabando con sus lugares más hermosos, que no supimos respetar las bellezas que crearon nuestros antepasados en su relativa inocencia y en su cabal ingenio creativo?

¿Que hubo/hay colonialistas que acabaron con pueblos y civilizaciones completas?

¿Que los herederos de sus sangres compartidas tenemos el alma dividida por eso?

Díganme, hermanos, ¿qué hacemos? (Disculpen que yo no salga con aquello de hermanos y hermanas. En “hermanos” van todos mis congéneres.)

Otro Creador seguro ya hubiera acabado con nosotros. Yo, sin duda, en su lugar diría: “Órale, cabrones, a la mierda con ustedes, bola de aprovechados, buenos pa’ nada. Borrón y cuenta nueva”.

Pero como en su infinito amor por nosotros, no lo hace, ¿le explicamos a ese Creador que la mayoría de nosotros en nuestras flaquezas y defectos decimos. “A mí seguro ese Creador me lo perdona todo porque yo no soy tan malo y poder no tengo?”

Eso es lo que yo en mi pendejismo digo: ¿A mí qué me va a reclamar Dios? Yo apenas trabajo, sufro de excesos que no quiero ni mencionar porque los pienso peccata minuta? Que me mire, que soy cual blanca paloma, que me lavo las manos. Yo le digo que no robo, no mato, casi nunca miento, no soy dada a la violencia; confieso que me robo bolígrafos de oficinas y consultorios, algún libro (específicamente uno), que engañé a un hombre noble y no supe defender con dientes y uñas a nuestro primogénito, que me sé inmerecedora. Le diría que le pidiera cuentas a los de tantísimo poder. Porque a mí me duele todo, que estoy hasta la madre de toda esta jodidez.

Señor Creador, ¿qué me reclamas, si a muy duras penas puedo caminar?


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