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1231 14 Enero 2013

 

Tortura urbana
Ricardo J. García M.

Monterrey.- Hay mala calidad en los proyectos y las obras urbanísticas en Monterrey. Día a día sufren la actividad citadina los regiomontanos y tal parece que los secretarios de Obras Públicas y los de Desarrollo Urbano  (“Insustentable”) en Nuevo León dicen: “que se hagan rápido los proyectos y las obras, aunque salgan mal.”

Parece que entre más hacen sufrir en su movilidad al ciudadano regio la burocracia considera que refleja trabajo a sus gobernados y el amontonamiento de tierra en el Río Santa Catarina el gobierno estatal cree que es un escenografía en donde los héroes del filme son el gobernador y sus empleados.

De ser una ciudad asentada en un sitio privilegiado, con un paisajismo sacado del Génesis, con un dren natural hacia el Oriente y Norte-Oriente, cruzado por serenos arroyos, acequias y el Río Santa Catarina, Monterrey ha terminado por ser un recipiente urbano hostil donde la gente no la aprecia por el torbellino diario de la vida regia.

La ciudad tiene un retraso de 15 años en problemas urbanos no resueltos; se vuelve válida la frase de John McHale: “El futuro del presente está en el pasado”. No se siguieron, con rigor, los Planes de Desarrollo Urbano; se dieron soluciones estratégicas parciales teniendo consecuencias de Circulación o movilidad congestionada, de Higiene ambiental sucia con el comal de carros de Fundidora, de Desarrollo Social con pobreza y de una Estética bizarrra donde conviven usos de suelo contradictorios o vedetismos faraónicos de mantenimiento oneroso como los de González Cortázar, con limitado sentido del entorno natural, en Calzada San Pedro del municipio modelo.

Como ex-director de Proyectos y Diseño Urbano de Fonatur-Nafinsa en las obras urbanísticas de Can Cún, Ixtapa y San José del Cabo, los errores se corregian, pero mientras, se le ponía el nombre del responsable y corresponsable de la pifia. Se castigaría al funcionario haciendo lo mismo en los abundantes absurdos viales y de uso de suelo en Calzada Leones (con Maderito), Lázaro Cárdenas y Garza Sada (con Clariond), actualmente Gonzalitos y Constitución y sus peligrosos muretes de división vial (con Larrazábal), Plancha  de carros en Fundidora  (de Canales), gasas viales o toda la parafernalia del abortado Par Vial Morones Prieto-Constitución (de Medina), que es un ejemplo de no buscar lo funcional y correcto queriendo hacer algo diferente para destacar el sexenio en lo que antes fue un Anillo Intermedio paisajista práctico para dos zonas muy diferentes, como son al Norte del Río Santa Catarina y toda la extensa y multifuncional zona Sur; ahora, ni es rápido y sí es confuso, antifuncional y está resultando oneroso en obras con ingeniería vial mal diseñada.
 Aunque el Nuevo Urbanismo busca una fusión de usos del suelo y densidades adecuadas (barrios antiguos con tortillerías, carnicerías, mercerías, etcétera) ahora en muchas colonias como se les conoce, solemos encontrar barrios cortados sin identidad y afeados con edificaciones incompatibles como talleres, bodegas, pequeña industria de lavanderías, de químicos o cristales, como en la colonia Bella Vista, Niño Artillero o La Española; o en la colonia Hidalgo, en la calle Rodrigo Zuriaga existe una bodega enfrente de un Jardín de Niños y una plaza. Todo esto consecuencia de autorizaciones de funcionarios municipales blandengues y corruptos.

Para solucionar lo anterior se deben implementar tres pasos: una política del estado que revise integralmente lo que sucede en cada municipio, donde el personal técnico debe ser permanente para trabajar, no para esquilmar. No se requiere ser experto para determinar que no lo hay.

Segundo: Metas Metropolitanas, es decir, de los 13 municipios conurbados. Cada alcalde “ve por su ramita aunque esté seca la del vecino”, convirtiéndose en promotor de su recipiente y es necesario unificar y coordinar por urbanistas los criterios en cada proyecto, si no se refleja en el caos metropolitano.

Tercero: Solucionar lo elemental con un urbanismo barato, pobre (no oneroso con obras de mala factura) que ayude al flujo vehicular, un simple rayado de carriles para evitar disputa otorgándole su espacio de movilidad a vehículos, autobuses, bicicletas y peatones en calles y avenidas; rotondas, señalización sencilla, no la numerada que no sirve para nada, sentido de identidad y protección, incremento de banquetas y rescate de parques como Fundidora, Purísima y corredores peatonales; obligar al prestador de servicio del transporte público profesionalismo con obligadas paradas facultativas e incrementar el Transmetro, para eficientar el Metro.

Mejorar la calidad de un espacio urbano público a buen precio, sin hipotecar el bienestar de las generaciones del mañana. No es actuar con la sobada palabra de sustentabilidad, sino es actuar con responsabilidad por las administraciones públicas.

El futuro del presente está en el presente, como bien dice John McHale.

Arquitecto de la UANL; urbanista de la UNAM.

 

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