Suscribete
 
1231 14 Enero 2013

 

La crisis bancaria que viene
Samuel Schmidt

Los Ángeles, California.- Atrás de una decisión irresponsable de deuda de un político se encuentra el apetito voraz de un banquero.

Todavía no nos recuperamos del Fobaproa y ya se ve venir uno nuevo. Todo mundo le ha echado la culpa a Ernesto Zedillo por el error de diciembre, lo que es correcto desde el punto de vista operativo, pero no desde las raíces del problema. El equipo del presidente (Serra Puche) fue lo suficientemente torpe (naive) como para no saber manejar una devaluación, pero para hacer un análisis justo hay que indicar dos elementos cruciales:

1) Los banqueros apoyaron el proyecto de bonos de Carlos Salinas-Pedro Aspe (Tesobonos) por medio del cual el gobierno adquirió una deuda muy cara y a muy corto plazo.

2) Serra con mucha inocencia invitó a su oficina a los banqueros para que le ayudaran a manejar la necesaria devaluación; éstos actuaron con traición y dolo y desde la oficina del secretario de Hacienda ordenaron la compra de dólares precipitando de esa manera un proceso descontrolado que echó por la borda el intento de corrección,  disparó un desajuste profundo en las tasas de interés y arruinó la economía de millones de mexicanos.

No hay que perder de vista que el sistema bancario que Salinas había privatizado a favor de sus amigos y algunos socios y prestanombres, había incurrido en préstamos ilegales dejando a los bancos en una condición de indefensión. De nuevo la voracidad de banqueros egoístas y corruptos.

Encontramos como elemento central de crisis profundas a malos banqueros que se benefician de decisiones malas de los políticos, esta combinación es explosiva y termina por desbarrancar al sistema financiero.

Ahora enfrentamos una nueva crisis de endeudamiento, aunque ahora los protagonistas son los gobiernos de los estados y municipios. Tomemos como ejemplo el gobierno de Jalisco que solicitó mil 400 millones de pesos para financiar los juegos panamericanos. Suponiendo que el dinero se gastó bien y no se robaron una buena parte (disculpas por el ataque de romanticismo), es de sorprender que a menos de un año de terminadas las obras el gobierno solicite un nuevo préstamo para pagar el otro préstamo. Ni siquiera se aplicó el principio de solicitar fondos a mediano o largo plazo para que las obras produzcan los excedentes para ser pagados. Se rompió la lógica de transferencia generacional.

Asciende el número de municipios que no pueden pagar sus préstamos o que han suspendido el pago y han sido enviados al buró de crédito, lo que de por sí es una aberración. Debemos preguntar si acaso los bancos no pudieron, supieron o quisieron prever (o todos los anteriores) la capacidad de pago de los créditos. Hay municipios que comprometieron las transferencias federales, con lo cual, inevitablemente se encontrarían en una condición de indefensión porque los bancos se comerían los recursos y el gobierno no podría cumplir con sus tareas, o bien, tendrían que solicitar nuevos préstamos para atender los viejos préstamos. Un ciclo vicioso que terminó por hundirlos.

Hay algo que no cuadra. Si usted pide un préstamo para comprar algo o para financiar su negocio, el banco revisa perfectamente si usted tiene capacidad de pago; ¿por qué no lo hicieron con los préstamos gubernamentales? Supongo en principio, que porque cada nuevo préstamo lleva consigo comisiones y éstas alimentan el apetito de los banqueros.

Llega a tal nivel la voracidad y la corrupción que un municipio en Nuevo León está contratando a una empresa, pagándole el 3 por ciento de comisión, para ayudarle a renegociar un crédito ¡con Banobras! El gobierno mete un intermediario privado para negociar con el gobierno, cinismo puro y duro y vaya usted a saber si no hay mochada, porque lo común es que la comisión ronde el 1 por ciento.

Son varios los estados y municipios que no pueden darle servicio a sus créditos. En las épocas del PRI, el gobierno federal absorbía la deuda y sanseacabó, pero esa deuda era en gran medida con el gobierno. Hacer lo mismo ahora equivale salvar de nuevo a los bancos, porque el gobierno tendrá que pagar los intereses y el principal de esos créditos. La sociedad tendrá que cargar una vez más con los desequilibrios producidos por la irresponsabilidad y ambición desmedida de los banqueros y los políticos.

Dado que muchas de estas acciones ponen en peligro la salud financiera de la nación, el gobierno debe actuar con todo rigor ante los banqueros que propiciaron esta crisis y no tolerar, una vez más, que se socialicen las pérdidas.

El Fobaproa tiene anclada a la economía nacional, la segunda versión del mismo terminará por derrumbar las posibilidades de recuperación. El neoliberalismo dio al traste con el desarrollo nacional, en parte porque esos políticos toleraron prácticas poco éticas que demuestran su tozudez negándose a desaparecer.

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 


15diario.com