El Calígula de Veracruz
Roberto Guillén

Monterrey.- Cuántas veces lo hemos dicho, que a mayor sean los desmanes de las criaturas impunes que alimenta el Sistema, más contundente es la respuesta del Pueblo.

Y en la Era del Facebook, ya no se diga… que el “gobernador” Javier Duarte se ha convertido el  hashtag de su propia destrucción.

Miren nomás que birlarle a la Universidad de Veracruz la friolera de dos mil millones de pesos, ha provocado que su barriga se haga famosa por toda Norteamérica, Latinoamérica y Europa.

Así le gritaba la rabia de los estudiantes por las calles del puerto jarocho:
“Duarte, marrana, regrésanos la lana”, un linchamiento social cuasi-equiparable al que padeció el Duce Mussolini.

El depredador de periodistas, tal como lo ha motejado la colega San Juana Martínez, se ha convertido en el trending topic de la impunidad internacional.

Que los sinuosos e inescrutables caminos de la lucha social de pronto se les antoja pisar el acelerador del fast track y en lo que trina el pajarito de twitter el Calígula de Veracruz desemboca en el cepo de la peste, no le aunque lo soporten una jauría de matarifes que tienen agarrados de los huevitos a Don Beltrone y al petimetre de papel maché que llaman Enrique Peña Nieto.

¿Y por qué le han soltado tanto tiempo la cadena al Calígula de Veracruz?
La respuesta la tiene el periodista y escritor Jorge Zepeda Paterson:
“En suma, el sistema político carece de defensas frente a sus propias perversiones. Y esa es una de las principales diferencias entre el PRI de antaño y el de ahora. Peor aún, los escándalos surgidos en torno al primer círculo presidencial, desmotivan a la cabeza del sistema a emprender un cambio desde arriba. En parte por conveniencia propia y en parte por debilidad, el partido en el poder se ve obligado a exhibir sus vergüenzas sin posibilidad alguna de lavarse la cara, ni si quiera para hacer creer que se ha bañado”.