LA VENTANA INVISIBLE
UN DÍA EN EL CUADRANTE
Jorge E. Villalobos

Escuchar la radio informativa en México es, aparte de un gran ejercicio de tolerancia y desinformación, algo que evidencia la división de nuestra sociedad en dos bloques cada vez mejor definidos por la mezquindad de algunos y la miseria de muchos.
Actualmente, los medios en general y en este caso la radio, son usados para velar exclusivamente por los intereses del concesionario, grupo o empresa; uso que excluye casi siempre el interés público obligado así como el importante papel de información-formación que por ley les compete. 
Estas omisiones por los empresarios de la radio y la tv fueron y son de larga data; siempre amparados en una legislación a modo y adaptable a cada época o régimen; siempre serviles con el presidente (aunque esto comienza a cambiar), siempre prestos a servir a la patria, sobre todo a través de las voces y plumas los “nuevos” ideólogos sociales en que se han convertido ciertos comunicadores y decidores de opinión, cuya transmutación ante el micrófono es digna de compararse con la del Dr. Jekyll, haciendo gala estas entidades de nuestra libertad de expresión para denostar, parcializar, desorientar y manipular a la audiencia, dando la impresión de que el medio mismo se convierte en censor y una declarada vocería empresarial.
 De esta manera podemos, de un tiempo a esta parte, oír diatribas como las de Pedro Ferriz de Con (para muestra un botón) acerca de un clásico libro de divulgación histórica al cual denominó como “la Biblia de los idiotas”; el flamígero locutor se refería a Las venas abiertas de América Latina, escrito por Eduardo Galeano, y publicado por el entonces joven periodista uruguayo en 1970; una obra que realmente hizo época en muchos espacios académicos y cuya calidad literaria y contenido, incuestionables, marcó mentes de aquellos tiempos.
“La Biblia de los idiotas”, expresión que emergió de la boca del homo loquax chilango, se debió a que este libro le fue obsequiado a Obama por parte de Hugo Chávez en reciente reunión, cosa que aprovechó el insigne comunicador para tirarle uno que otro escupitajo al “gorila sudamericano” y de pasada denostar al libro escrito por un “reconocido socialista”, quien escribió una “obra llena de imprecisiones e inexactitudes, que intelectuales han señalado en el pasado y en la actualidad, como es el caso del hijo de Vargas Llosa, quien criticó este libro, por ejemplo…”
Realmente me dejó perplejo escuchar al “número uno de la radio en México” espetar aquello sin el menor reparo y pudor comunicativo. Esto como mínimo respeto al autor del libro y por faltar a la verdad cuando tergiversa el contenido de dicha obra, cuyo título, por ejemplo, forma parte de la bibliografía desde hace mucho tiempo de estudios histórico-sociales sobre Latinoamérica en universidades extranjeras de renombre como la de Austin, Texas.
“Ni siquiera habla español. No lo va a leer Obama… ¿cómo?”, continuó el comunicador radiofónico, cuyo encono mostraba su intolerancia y/o desinformación intencionada a la vez de una clara posición de censor, cosa incongruente con lo que el mismo homo loquax ha predicado durante lustros a través del micrófono. Así, la contradicción se agranda y el comunicador produce el efecto contrario al que dice combatir, realizando una radio excluyente, intolerante, que en vez de unir nutre insanos diferendos entre las audiencias.
Pero apenas digería matutinamente los anteriores comentarios radiofónicos cuando ligado a esto, comentando otra nota, trinó el atiplado periodista contra el escritor Carlos Montemayor, a quien tachó de impostado (incluyendo imitación vocal), incongruente y afectado cuando explicó motivos por los cuales desaparecía una comisión oficial de diálogo para con el grupo guerrillero EPR. Tema que al accionista y periodista del grupo de comunicaciones Imagen evidentemente le molesta de sobremanera, por tratarse de revoltosos antimexicanos, populistas y retardatarios… no precisando, el mercurio informativo, si se refería a los guerrilleros o a los notables de la comisión, o ambos.
Y así, en este tenor, es el transcurrir ordinario de Ferriz de Con en el noticiario institucional de este próspero y ya poderoso grupo de comunicación llamado Imagen, cuya gestación se originó durante el sexenio de Fox, y al cual la empresa y sus estaciones brindaron un firme bastión de propaganda e información a favor del régimen y sus aliados hasta nuestros días. 
 
Y sin embargo se mueve
Las venas abiertas de América Latina. Libro que ha trascendido los espacios académicos para insertarse en el colectivo-social  desde los años 70s y 80s.  Por la forma narrativa, la brevedad literaria y la abundancia, más que de datos y fechas, de insólitas imágenes pretéritas de nuestros países latinoamericanos, van conformando un paisaje tras otro hasta ofrecer una gran panorámica de un pasado tan presente de nuestros pueblos, por lo que su vigencia es incontrovertible.

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