¿CÓMO PRESERVAR LO QUE SE QUIERE SIN VILIPENDIAR LO QUE SE DEBE?

Ruth Cordero

¿Te has preguntado qué haces y para qué?
¿Has pensado en tomar decisiones y arriesgar para consumar algo diferente, especial?
¿Cómo mitigas tu ímpetu?
¿Puedes existir, siendo aquietado? 
¿Logras detener el deseo de algo persistente aún y que tengas tus tiempos limitados o ligados a otras actividades?
¿Cómo pausar lo que te acecha, ese accionar que te lleva, te acorrala y trajina en ti?
¿Cómo evitar el gusto de leer, escribir, sentir, emanciparte?

¿Cuál es la forma de control cerebral de una emoción que te lleva, sublima y toca?
¿Cuál es la manera de bajar el tono de una nota alta, persistente, colorida, refulgente?
 ¿Cómo calmar las ideas que se retuercen en circunloquio, en choque frontal que atraviesa el pensamiento?
¿Existe una vía para desacelerar la sinapsis, el ritmo electrónico cerebral y llegar a la nota baja que atenúe la velocidad?
¿Existe forma de bajar la intensidad de lo sublime, extasiante, vibrante?
¿Cómo obtener el equilibrio entre lo hermoso y el tiempo ocupado para disfrutarlo sin pasar al extremo y quedarse en la pausa?

¿Hay forma de describir los recuerdos, el clímax de un evento y no atorarte en el tiempo?
¿Cómo mitigar la urgencia y el embeleso sin llegar al agobio y a la agenda atrapada?
¿Se puede describir la felicidad de estar alcanzado, enredado, hostigado por algo que no se puede posponer y que se vive completamente?
¿Qué hacer para realizar lo debido, lo comprometido, lo que ocupa el tiempo establecido y no desvariar y gozar ocupando más tiempo del requerido?
¿Cómo salir del orificio, de la cueva, de lo tangible para penetrar en lo intangible, lo profundo, lo excelso, el aura, lo que acaricia mentalmente, emocionalmente, que surge, resurge, nace, renace, se transforma y prevalece?
¿Cómo no llorar cabizbajo y al mismo tiempo feliz con lo que llena, enaltece, sin vislumbrar donde encallar y sin constreñir el momento?

¿Existe la forma de parar el ritmo musical avasallante,  penetrante, vibrante, que zambulle y emerge nota a nota? ¿Para qué hacerlo cuando lleva, arremete, embiste, como cuando describes una escena, o trazas una línea armoniosa que se transforma en verso y uno a uno se agrupa y opera con una cadencia inusitada que hace transigir, estremecer, dimitir lo razonable para posarse en la empatía y recuperar el sentir y la esencia que se plasma y llega a otros al construir el espacio que absorbe, atrapa y rehace con interpretación propia del que lee e irrumpe con su forma creativa, renaciente, asaltada?

¿Cómo preservar lo que se quiere sin vilipendiar lo que se debe?

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